El silencioso rescate de historias de Chuquicamata
La escritora Nancy Monterrey alista su cuarto libro sobre el campamento minero.
l Rodrigo Ramos B.
E n ese lugar hubo un pueblo. Allá; otro. Hay que imaginarlos. Personas trabajando bajo el sol del desierto. Escasa agua. Murallas del tono amarillento que adopta el papel de diario cuando es humedecido y luego secado por el sol. Noches estrelladas y frías. Tos. Pequeños torbellinos de viento caminando por la chusca. Mundos amarillos con pasajes asfixiantes. Cementerios. Cuesta imaginar que en esos parajes fosilizados habitó gente.
Esto no parece el mejor lugar del planeta.
A los costados de la Panamericana Norte, uno puede hallar vestigios de pueblos que parecen caracoles secos y roídos.
Puede decirse que Chuquicamata fue el más pretencioso de esos campamentos mineros en Chile. Sus habitantes no pasaron las pellejerías de los refugios salitreros. En Chuqui, dicen, hubo más comodidad; hasta lujo. Afortunados.
El campamento vivió bajo el paternalismo de una compañía estadounidense; asunto que marcó socialmente. Ni siquiera la nacionalización del cobre bajo el gobierno de Salvador Allende, pudo con los pequeños guetos sociales. A pesar de las diferencias, los chuquicamatinos vivieron hasta los inicios de este siglo, una intensa actividad social.
La existencia de Chuqui se extendió entre 1915 y 2007, cuando se cerró de manera definitiva.
Fotos actuales que circulan por las redes sociales exhiben edificaciones abandonadas a punto de ser absorbidas por tortas de tierra.
La emoción es inmediata para quienes vivieron ahí. A nadie le gusta que su pueblo quedé bajo la tierra.
En efemérides como fin de año, el recuerdo aflora. Dirán que las fiestas de fines de año en el campamento fueron distintas.
La investigadora Nancy Monterrey halló en la memoria una interesante veta. La señora Monterrey mantiene tres libros publicados con fotos e historias de Chuquicamata.
Su último trabajo publicado se denomina "Chuquicamata, el minera de los remolinos de viento".
En el libro, al igual que los anteriores, Nancy Monterrey recogió y ordenó testimonio de los chuquicamatinos. Finalmente son ellos quienes cuentan la historia en una suerte de relato coral. Nancy Monterrey ordena y edita; a la vez gestiona los fondos para continuar con su trabajo de rescate patrimonial.
Ahora publicará su cuarto texto, "Chuquicamata desde la distancia del tiempo, recuerdos y corazón" que es una obra desarrollada con fondos del Core 2% para la cultura y con el apoyo de Codelco y el diario El Mercurio de Calama.
Desde la Casa de la Cultura, la escritora explica que este libro abordará historias distintas sobre el mineral.
Entre las historias sobresalen, por ejemplo: la labor social de los gringos; la seguridad en el campamento; el libro "Carnalavaca" de Andrés Garafulic, 1928, que fue censurado en su época por su crítica a la minería estadounidense; la historia del "ajicito", un leyenda de los policías y el sector denominado como Punta Rieles. Será un texto de alrededor de 200 páginas que estará disponible en los próximos meses .
Para esta mujer es trascendental cuando los chuquicamatinos se reúnen. Ahora espera con afán los días 21 y 22, pues en la plaza del ex campamento se montará un pesebre, como era tradición, con el propósito de celebrar la Navidad. "Estaré esos días recolectando historias para los próximos libros", anuncia la mujer.
Dice que espera una asistencia masiva de sus coterráneos. "Ojalá que porten fotografías y material del minera, pues los libros lo hacemos todos", dice.
En este sentido la escritora afirmó que presentará sus libros y a la vez, los firmará.
Cuenta que a finales de octubre estuvo en la capital. En la ocasión promocionó su trabajo en la Feria del Libro de Santiago, Filsa. "Fue una oportunidad para reunirme con nortinos y chuquicamatinos interesados en las obras de rescate patrimonial. Encontré apoyo de palabra para continuar con este proyecto", afirma.
Asimismo su periplo contempló actividades en la SECH de La Serena; oportunidad en que llevó este mensaje de rescate patrimonial.
Dice que otro de los desafíos de los chuquicamatinos es que el casco histórico se declare como patrimonio de la humanidad. En consecuencia dice que se están reuniendo firmas. "Esperamos que esto se lleve a cabo luego, con el propósito de recuperar Chuquicamata", afirmó. J