Este sábado 26 de septiembre se realizará la tradicional limpieza a la mano del desierto, uno de los monumentos más representativos no solo de la ciudad, sino también de la región y que cada año, es sometida a una completa restauración.
La iniciativa busca someter a una reparación profunda al icónico monumento, el cual con el pasar de los meses, sufre el desgaste producto de la corrosión y las condiciones extremas del desierto de Atacama y, también, al ser blanco de ociosos que disfrutan rayándola.
Operativo
En la instancia, un grupo de entre 40 y 50 personas socios de la corporación Pro Antofagasta (Proa) acudirán en vehículos particulares hasta donde se encuentra el monumento, ubicado a 76 km al sur de la capital regional.
La directora de Proa, Pamela Ramírez, destacó la labor que los socios de la corporación y los ciudadanos antofagastinos realizan para mantener el ornato de la escultura inaugurada en 1992.
"La mantención del monumento y su entorno es importante, porque es visitada por miles de turistas al año y es uno de nuestros sellos visibles de la región al resto del mundo, por lo cual también realizamos un llamado a todos los interesados quienes deseen sumarse a realizar esta limpieza, siendo el punto de encuentro en la misma estatua este sábado 26 a las 10:30 horas", señaló Ramírez.
Colaboradores
Cada año son aproximadamente entre 70 y 80 personas las cuales participan en los operativos de limpieza, en donde también se incluyen empresas, como Inacesa o Inacal, las cuales este año proveerán el cemento y algunos materiales para garantizar un arreglo completo.
Cabe destacar que el próximo año se planea realizar un alucinante concierto "bajo las estrellas" para conmemorar el 24 aniversario de la obra, en donde se planea llevar a destacados artistas. J
La obra gestionada por la corporación PROA y realizada por el escultor nacional Mario Irarrázabal fue inaugurada en 1992. Ésta se encuentra a un costado de la panamericana norte, a unos 76 kilómetros al sur de Antofagasta.
La magna estructura de cemento mide 11 metros de altura, y desde su nacimiento hasta hoy, se ha convertido en todo un símbolo para Antofagasta y la región, debido al reconocimiento mundial que ha recibido y también por la cantidad de turistas que la visitan cada año.
Redacción