Cantantes, actores y también los abogados, especialmente desde la introducción de la Reforma Procesal Penal. Son los denominados "profesionales de la voz", es decir, aquellos que por la carrera u oficio que han elegido deben utilizar su voz como herramienta de trabajo, en ocasiones exigiéndole más de la cuenta, y por lo tanto deben también aprender a preservarla o mejorarla si es necesario.
Entre dichas ocupaciones destaca la de los profesores, que a los riesgos de abuso y mal uso vocal al que puede obligarlos la profesión docente se pueden sumar otros factores o conductas inadecuadas, desde fumar hasta hablar excesivamente fuerte.
"Los profesores presentan frecuentemente disfonías, que van desde las denominadas simples, o funcionales, hasta las más complejas u orgánico funcionales. En estas últimas, el abuso o mal uso de la voz sostenido en el tiempo hace que se instale una lesión, la más común es el nódulo", explica Cristina Carmona, académica del Laboratorio de Voz de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad de Valparaíso.
Prevalencia
Según la académica, estudios internacionales indican que el índice de docentes que padecen o alguna vez han padecido disfonía oscila entre el 48 y el 50 por ciento del total. Chile no escapa a aquella realidad. Pese a que no existen estadísticas específicas para cada una de las patologías de la voz, en términos de prevalencia de la enfermedad, sí hay una serie de antecedentes que indican que existe un deterioro de la función vocal. Por ejemplo, la prevalencia de la disfonía entre los profesores era tan elevada, que a mediados de la década pasada esta debió ser incluida en el registro de enfermedades profesionales.
"Cerca del 50% de los docentes refiere molestias vocales diarias y voz ronca al final del día que no se recupera con descanso", acota.
Prevención y tratamiento
Por eso, la recomendación es que los profesores que todavía no tengan una disfonía instalada tomen un taller de manejo vocal.
Según Carmona, existen diversas pautas para prevenir la aparición de afecciones de este tipo, entre las cuales las más usadas son las de calentamiento y decalentamiento vocal, para antes y después de usar la voz. Para quienes ya padezcan algún tipo de disfonía, en tanto, el camino es acudir a un servicio de otorrinolaringología para que evalúen su voz y puedan tratarla.
En este sentido, el Laboratorio de Voz de la carrera de Fonoaudiología de la UV, que funciona en las nuevas dependencias académicas de calle Prieto Nieto, en Viña del Mar, brinda atención a las personas con problemas en cualquiera de las áreas de desarrollo de la fonoaudiología: lenguaje, habla, audición, deglución y voz. Los tratamientos en esta última área, señala la especialista, se enfrentan desde dos perspectivas: primero, la voz sana que se busca optimizar, y que se refiere principalmente a la voz artística, cantada y proyectada. Y, en segundo lugar, la voz patológica o disfonías. Es aquí donde se ubica a las personas que, como los docentes, usan su voz como herramienta de trabajo aunque no de manera artística.
"Aún cuando hay cursando grandes innovaciones metodológicas en el "hacer clases", la principal estrategia de transmisión de contenidos de los profesores es la exposición, donde se hace necesario tener manejo vocal para realizar clases comprensibles y entretenidas", explica.
Consejos para cuidar la voz
Evite carraspear o toser para aclarar la garganta, esto irrita la mucosa de las cuerdas vocales. Es mejor tragar saliva, bostezar o tomar un sorbo de agua.
Hidrate su laringe tomando 6-8 vasos de agua al día como mínimo (lleve siempre una botellita de agua).
No abuse del consumo de bebidas gaseosas y alcohólicas, producen irritación de la mucosa laríngea.
Limite el consumo de café y té, provocan sequedad de la mucosa laríngea y trastornos gastrointestinales.
Trate de no consumir bebidas demasiado calientes o frías, ya que éstas pueden tener un efecto vasodilatador y/o vasoconstrictor en la musculatura.
Evite los alimentos muy condimentados, salados o ácidos, como vinagre, pimienta, ají molido y mostaza, estos pueden producir reflujo. Prefiera aliños como el orégano, albahaca, laurel y canela.
Evite las pastillas de menta, pues irritan la mucosa laríngea y ocultan los síntomas de esfuerzo vocal. Prefiera la miel, pastillas de propóleo, o tome agua.Restrinja el consumo de cigarrillos y trate de no exponerse tampoco al humo. Inflama la mucosa laríngea, irrita la vía respiratoria y favorece la aparición de tumores. Trate de no hablar en ambientes ruidosos que lo obliguen a forzar su voz, ni en ambientes muy secos, porque producen irritación y sequedad de la mucosa laríngea.
No fuerce su voz cuando esté cursando estados gripales, como laringitis o faringitis, o cuando esté realizando algún esfuerzo físico.
No imite voces, sonidos guturales ni movimientos de cuello sumados a sonidos.
No utilice intensidades vocales excesivas, ya que las cuerdas vocales adquieren rigidez y pueden lesionarse. Acérquese para que puedan oírle, trate de hablar frente al interlocutor. Si está lejos, utilice sonidos no verbales, como palmadas, silbidos, etc.
Al respirar ingrese el aire por la nariz, esta actúa como un filtro natural que protege las vías respiratorias.