El ganador del Premio Nobel en 1982, pasó sus últimos días junto a su familia en casa.
Las letras universales vuelven a vestirse de luto. A los 87 años falleció el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel 1982 y una de las voces más influyentes y determinantes de literatura latinoamericana.
El autor de "Cien años de soledad" había estado recientemente hospitalizado a causa de una neumonía que debilitó en extremo su estado de salud, y que infructuosamente buscó superar en su casa de México durante los últimos días.
El deceso de García Márquez fue confirmado por una periodista mexicana cercana a la familia, y luego divulgado por las alertas de medios de comunicación y por autoridades de México y Colombia.
"Muere Gabriel García Márquez. Mercedes (su esposa) y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, me autorizan dar la información", dijo en su cuenta de Twitter Fernanda Familiar.
El escritor había sido hospitalizado a inicios de este mes por un cuadro de neumonía, del que recibió el alta ocho días después, aunque todo indica hoy que la medida, más que ratificar una evolución en el colombiano, buscaba permitirle vivir sus últimos momentos en su propio hogar.
Un "cuadro de deshidratación y un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias", fue el diagnóstico emitido por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y sería el último en imprimirse respecto de una salud que habría venido debilitada desde hace un tiempo.
De ello daba cuenta la vida de retiro que el escritor desarrolló en los últimos años, complementada por rumores que hablaban de demencia senil, y que sus cercanos siempre desmintieron, pese incluso a la confirmación con que en 2012 se atrevió a realizar uno de sus hermanos. J
l A los 20 años, ya publicaba su primer cuento, titulado "La tercera resignación", que apareció en el diario "El Espectador". El soporte, finalmente, no sería casual, porque desde entonces también iniciaría un recorrido que lo llevaría a su otra gran pasión: El periodismo. García comenzó a colaborar en diarios como "El Universal", "El Heraldo" y "El Espectador", del que fue corresponsal en Europa en 1955, el mismo año de edición de su primera novela, "La hojarasca". Allí apareció por primera vez Macondo, pueblo en que más tarde se desarrollaría "Cien años de soledad" (1967), su obra más importante.