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El reciente estudio de la señora Beth Montemurro, una famosa socióloga de Estados Unidos, reveló que los sentimientos y el sexo son complementarios. Comprobó -tras encuestar a personas sexualmente activas y cuyo rango de edad va entre los 20 y los 68 años de edad- que el compromiso formal entre un hombre y una mujer puede ser sumamente erótico.
Las parejas que tienen una relación formalizada, que están oficialmente juntos, disfrutan más a la hora del encuentro sexual. Esto, ha reconocido la señora Beth Montenurro, se potencia más en las mujeres. Para ellas, el amor es un ingrediente fundamental del erotismo. Ellas no se excitan tanto con un musculoso. Pero si el musculoso es su marido, y, digamos, un buen marido, un hombre afectuoso, preocupado de fortalecer el nexo amoroso y con conciencia de sus responsabilidades, ahí, en fin, ellas tienen el conducto ideal para enloquecer. Tienen bajo las sábanas a un ejemplar cotizado.
Por tanto la señora Beth Montenurro cree que cuando las mujeres están enamoradas son más ardientes y tienen más deseo sexual.
Así lo comprobó en su investigación, la cual ha sido apoyada por la Universidad de Pensilvania. Esta mujer ha detectado que el matrimonio no es el cementerio de la sexualidad. Al contrario. Ella considera que el matrimonio, en el caso de la mujer, puede ser un punto de despegue. Beth Montenurro explica: 'Para las mujeres es igual de necesario el amor en el sexo, como el sexo en el matrimonio. Por eso los niveles de compromiso trascienden el mero deseo sexual e inciden en una sexualidad plena'.
Tampoco se trata de condenar el sexo casual. En la encuesta de la señora Montenurro, muchas mujeres no creen necesario un compromiso amoroso para encamarse. Pero la mayoría sí lo prefiere así. Las mujeres quieren una sola pareja y mucho sexo. J