¿Tanto ha llovido? ¿Tanto que las consecuencias para la ciudad parecieran ser dignas de un diluvio? No pareciera.
Pareciera ser que lo que le pasa a las lluvias es lo que pasa cuando un país no fiscaliza obras de construcción, no se preocupa de limpiar las calles, no se preocupa de la gente que vive en la calle o en campamentos y lugares vulnerables.
Un país que prefiere preocuparse de lo que dijo el político de al lado que preocuparse de lo que realmente importa.
¿Y quienes sufren siempre? Las personas de escasos recursos, los pequeños empresarios y emprendedores y en la última fila. Los animales.
¿Podría haberse evitado lo que pasó con el desborde del Río Mapocho? ¡Claro! Una empresa que gana millones de dólares por un contrato con el Estado por el que pagamos todos los chilenos, cambia el cauce del río, deja lleno de escombros, llueve y pasa esto.
Los animales que viven miserablemente en la ladera del río tienen que ser evacuados por las pocas personas que se hacen cargo de ellos, porque nadie antes de eso ha hecho algo. Son animales que alguien cuida con sus propios recursos, los ha esterilizado, vacunado y alimenta diariamente para que después por una negligencia casi mueran ahogados. Y así se repite la historia.
¿Qué podemos hacer además de lamentarnos? Poner manos a la obra. Si veo un perro mojado cerca de mi casa, secarlo y darle comida. Si quieres extender tu obra de amor puedes darle un hogar temporal hasta que le encuentres casa definitiva.
Hay muchas organizaciones que ayudan y asesoran a quienes hacen esto, porque como sabrán, no existe nadie que pueda hacerse cargo de todos los perritos abandonados. Entonces, depende de todos nosotros hacer algo más que tener pena y hacer algo significativo para la vida de ellos.
Tal vez nos desordenará nuestro esquema de vida, tal vez no nos gustan tanto los animales, tal vez ya tengo uno y es un poco celoso. Pero para el perro que acojas a pesar de eso, será pasar del infierno al cielo. Te agradecerá tanto, tanto, que lo seques, que lo acojas, que le des cariño. Aunque después tenga que volver a su vivienda habitual, la calle. Pero volverá seco, comido, y confiando en que algún día ese mismo amor se lo dará alguien de manera definitiva y por siempre.
Abre tu corazón y las puertas de tu casa, cambiar el mundo de un animal no cuesta nada.
"Para un perro o perra, ser rescatado, acogido; ayudado, significará pasar del infierno al cielo."
Tomar acción cuando llueve
Si se ve un perro deambulando en la calle mojado, séquelo, déle alimento, póngale una capa impermeable -si no loes, la ropa es para peor-. Si quiere extender su obra de amor, puede darle un hogar temporal a la criatura hasta que le encuentre casa definitiva.