Emol/redacción
Hasta que lo logró. Se concretó la oferta de compra que aceptó Monsanto de Bayer esta semana, luego de que la alemana se acercara en tres ocasiones para concretar el objetivo.
Con los US$66 mil millones ofertados -equivalente a un cuarto del PIB del Chile-, la compra se convirtió en la más grande realizada por una compañía alemana en casi 20 años.
Antes había sido la fusión entre Daimler y Chrysler en 1998, por US$40.000 millones. La operación también se suma a la lista de las grandes fusiones que está viendo el mercado mundial desde el año pasado.
Competitividad
Esta ola de fusiones, sin embargo, podría reducir las opciones para los agricultores, que pueden ver limitado su margen para poder negociar precios.
"La agricultura en los últimos años ha tenido una baja generalizada en los precios está llevando, no sólo a que los agricultores estén en problemas, sino que las compañías que son proveedoras de los agricultores generen mayores sinergia en su producción y eso está desencadenando la serie de fusiones", explicó Sebastián Valdivieso, jefe de estrategias de Mercados G.
Rechazo
Con la producción de sus herbicidas y el estudio de las semillas genéticamente modificadas en la década de 1980, el rechazo de la comunidad contra Monsanto ha ido en incremento. Aunque en vano.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que el 94% de la superficie plantada con soya en ese país y 92% de la del maíz corresponden a variedades transgénicas, y el gasto en semillas de cultivos casi se ha cuadruplicado desde 1996, según información recolectada por The Wall Street Journal.
Desafío
Según Bayer y Monsanto, el objetivo de esta fusión es contribuir en el desafío de alimentar de manera sostenible a 3 mil millones de personas más que tendrá el mundo para 2050.
Sin embargo, el avance en la investigación de alimentos transgénicos no se ha consolidado como la fórmula que salvará al planeta en esta materia, según dijo a Emol el profesor de la Universidad de Chile, Ricardo Pertuzé.
"Los transgénicos que existen hoy apuntan a reducir el uso de herbicidas para poder usar químicos que permiten controlar las malezas y los insectos. Ninguno de los dos genes fomentan un enorme incremento en el rendimiento de cultivos", explicó el agrónomo. En cuanto al mercado local, Pertuzé sostuvo que en "Chile no hay producción con plantas transgénicas, sólo se producen este tipo de plantas para las empresa de semillas y mandarlas al extranjero. No creo que esta compra de Bayer genere grandes cambios".