Algo pasa con Calama que todo lo paranormal les toca allá durante el 2001. Mientras los campesinos de La Banda aún miraban con temor sus ventanas por si afuera aparecía el odioso Chupacabras que el año anterior les había matado cientos de animales, un grupo de ufólogos le sigue la pista.
El loíno Jaime Ferrer encabeza, en ese momento, el Calama Ufo Center, un centro de estudio de fenómenos paranormales. Cada cierto tiempo, iba agregando a su página web un nuevo antecedente de la bestia, hasta que, el 24 de enero, revela que una familia de la Población San Rafael vio cara a cara al Chupacabras. El monstruo, cubierto de pelos, arrancó en dos saltos de ahí, pero dejó unas huellas grandes.
Lo peor, es que el Chupacabras vuelve a La Banda a finales de enero, pero esta vez no anda con hambre. Deja huellas sí, que son analizadas por los estudiosos. La noticia se diluye cuando, el 30 de enero, Clara, esposa del ufólogo Leonardo Peña, le cuenta a "La Estrella del Loa" que tuvo un encuentro con los extraterrestres.
Según ella, mientras dormía fue levantada de su cama, salió de su casa y se encontró con una nave espacial y un hombre. "Yo estaba en el aire y él se acercó a mí, también caminando en el aire", asegura. Antes de despedirse, el hombre le tocó la frente con un marcador.
No pasa ni un mes y, el 22 de febrero, Brenda P., calameña, dice que también tuvo un encuentro Ovni. En plena madrugada, dice que sintió una necesidad tremenda de levantarse y caminar hasta Félix Hoyos , observando una nave de colores bajando.
"Bajaron personas, creo yo, familias, porque habían niños, damas, caballeros, iguales a nosotros, aparentemente seres humanos vestidos con túnicas". Después de gritarle a su familia, todos salieron a mirar pero nadie vio a los seres que saludaban a doña Brenda.
Quizás fueron más los casos de encuentros con seres extraterrestres o con el Chupacabras, pero Jaime Ferrer, el investigador calameño, asegura que hay unos tipos extraños, algo así como los "Hombres de Negro", que fueron a molestar la casa de un humilde campesino para rescatar el pelo de una criatura rara que había atacado a un criadero. Estaban haciendo un asado jugando a la rayuela cuando llegaron los tipos que hablaban un español medio traposo.
-Somos policías y te vamos a llevar detenido- le dijo uno.
-¿Por qué, si no hice nada malo? -respondió .
-Mira, no puedes comentar con nadie lo que viste anoche, si hablas algo te meterás en muchos problemas.
-Si ustedes son policías como dicen, me pueden mostrar sus placas.
-Pronto lo haremos- dijo enigmático uno de ellos.
Los tipos, que más encima no movían la boca al hablar, volvieron a amenazar a los campesinos de quedarse callados. Después, enigmáticamente, se subieron a una camioneta y nunca más los vieron...