Ignacio Araya Chanqueo

Dos lugares del Paseo Prat son los favoritos de Raúl Huerta (21) para tomar su guitarra y cantar toda la mañana mientras la gente hace sus trámites. Si no es bajo el edificio el Edificio Gómez, probablemente lo vea más arriba, por la tienda Vaticano. "Acá hay buena acústica", dice. Cuando ya está listo, pone en el piso una cajita de zapatos abierta y un block de notas donde se lee "Canto para pagar mis estudios". Y parte con una de Los Prisioneros.

Raúl hace esto desde el año pasado, cuando tomó la decisión de estudiar Ingeniería en la Universidad de Antofagasta. Tiene tantos problemas con su familia que dice no tener ayuda para hacer los papeles que le permitan acceder a la gratuidad. De ahí que quiso valérselas por sí mismo y salió a la calle a hacer plata con los temas de Jorge González o de Soda Stereo.

"Mi papá es ingeniero civil, pero no tiene trabajo", cuenta el joven, que vive por el CAN. En las mañanas, tipo 9, toma la micro y se demora casi una hora en llegar al centro a tocar sus temas. El año pasado tuvo problemas de salud y gastó gran parte de la plata, pero ahora ya lleva unos 150 mil pesos recolectados para estudiar el 2017.

La razón de tocar en las calles es porque, asegura, el otro año apenas podrá tener tiempo para trabajar como part time en algún lado donde a lo más le darán 200 lucas mensuales, poquísimo para lo que debe juntar. "Tengo que adecuarme y buscar una solución a mi situación personal. No es culpa del Estado, mi caso es más o menos complicado, por eso trato de hacer lo mejor posible".

La gente pasa y algunos se quedan escuchando a cambio de poner una moneda en la caja donde antes estuvieron unas zapatillas. Algunos lo apoyan, le dan ánimo, otros lo increpan y le dicen que cómo se le ocurre estafar a la gente si la gratuidad es para todos. "Y yo le dijo 'caballero, infórmese primero de cada situación'", comenta Raúl.

En el Paseo Prat, una decena de músicos tocan para hacer unas monedas. El futuro estudiante de ingeniería dice que conoce sus historias, que en algunos casos los carabineros son tolerantes y en otras van corriendo a los ambulantes. Por ahora él no tiene otra, en unas horas más va a volver a su casa y mañana, a primera hora, tomará una micro en la mañana para alegrar a la gente con los éxitos de Cerati.

3.500 jóvenes de la región accedieron a la gratuidad durante este año. La meta en 2017 son 7 mil.

14 becas existen actualmente para entrar a la Educación Superior en todo el país.

ignacio.araya@estrellanorte.cl

Durante esta semana, vecinos de Mejillones pudieron conocer los diversos proyectos de un grupo de escolares en la "Plaza Educativa Juan José Latorre", compuesta por distintos stands donde los estudiantes exhibieron maquetas, experimentos y otras iniciativas sustentables.

En ese contexto un destacado grupo de estudiantes, que actualmente se desempeña en Ultraport gracias al sistema de aprendizaje dual, tuvieron la oportunidad de presentar su maqueta de Stacker, con el fin de mostrar a la comunidad el aprendizaje obtenido durante este año como participantes activos en el manejo de cargas en el puerto.

Tanto Dylan Órdenes, del área de Electricidad, como Exson Villarroel, de Mecánica, han sido beneficiados por este sistema de aprendizaje de alumnos duales del Liceo Juan José Latorre, donde cursan actualmente tercero medio.

Un terrible lunes tuvo esta semana Ignacio Jaime, el "caminante del desierto" que el año pasado se fue caminando desde Antofagasta a Santiago para denunciar la situación de las personas con discapacidad a la Presidenta Bachelet. Cuando iba llegando a su casa desde el centro, apareció por la calle uno de los sujetos que en junio pasado habría participado en una golpiza.

Ahí las cosas se pusieron feas. "De repente se abalanza sobre mí, me empuja al antejardín, me tapa la boca y me mete la cuchilla", dice. El tipo -que según Ignacio sería un ciudadano extranjero que no tiene más allá de 14 años- le plantó un corte en la cara, arrancando y dejándolo en shock. "Desde junio hasta ahora ando con chaleco antibalas", denuncia.

De inmediato, el informático fue hasta la subcomisaría norte de Carabineros a estampar la denuncia contra el presunto agresor. "Llamé a la ambulancia, esperé 25 minutos y nunca me atendieron. Carabineros me vio ensangrentado entero, pensó que me habían cortado el cuello. Se preocuparon de venir a dejarme a la casa", comenta el "caminante", que en sólo un año ha debido enfrentar estos ataques.