Los humanos no somos los únicos que debemos cuidar nuestra alimentación. Atrás quedó ese mito de que los perros pueden comer de todo. O que crecen sanos comiendo la comida que nos sobró. Al revés, la ciencia ha demostrado que son delicados y que, si queremos tenerlos con nosotros muchos años, debemos cuidarlos.
1.- ¡NO! al Chocolate:
De todos los alimentos que comemos a diario y que a veces pensamos en compartir con nuestros perros, el chocolate es el peor, lejos. El chocolate contiene cafeína y teobromina, dos productos que no afectan a los seres humanos, pero pueden dañar seriamente a nuestras mascotas. Si lo comen, los perros pueden sufrir vómitos, deshidratación, dolores abdominales, agitación severa, arritmia, fiebre, convulsiones y hasta la muerte.
2.- Leche y quesos
Sí, suena algo raro. Todos les hemos dado un platito de leche caliente a nuestros cachorros. Pero no es la mejor idea, de acuerdo a los expertos. Los lácteos contienen azúcares que los perros no pueden procesar. Por lo tanto, pueden provocarles diarrea, vómitos y otros problemas gastrointestinales. Y si bien no les van a provocar la muerte, sí pueden dejarlos expuestos a infecciones que podrían agravar el cuadro.
3.- Cebolla:
En dosis suficientes, las cebollas contienen compuestos que podrían dañar los glóbulos rojos de los perros, provocando que se sientan más débiles y se vuelvan menos activos. Si el consumo de cebollas es demasiado, incluso podría ser necesaria una transfusión.
4.- Ajo:
Al ser parte de la familia de las cebollas, el ajo se rige por el mismo principio. Luego de consumirlo, los perros se van a mostrar reacios a moverse luego de algunos días de su ingesta. Su orina podría volverse naranja o roja oscura. Y, de la misma forma, podría ser necesaria una transfusión.
5.- Uvas y pasas:
¿Sabías que la uva tiene compuestos que pueden ser devastadores en la salud de los perros? Si bien puede varia entre las distintas razas de perros, en general su consumo puede causar una rápida falla renal, además de diarrea, vómitos y letargo. Los veterinarios advierten que la muerte, de ocurrir la falla renal, podría ocurrir de 3 a 4 días luego de consumidas las uvas.
6.- Palta:
Las paltas contienen un fungicida (un compuesto que elimina los hongos) natural llamado persona, que si bien no daña a los humanos, sí resulta muy dañino para los perros. Los problemas que causa su consumo, dependiendo de la raza y el tamaño del animal, van desde dolor de estómago, vómitos, poco apetito hasta dificultades para respirar. Ojo, los perros además pueden tener problemas si encuentran el cuesco de las paltas que preparamos: dado que es resbaloso por el aceite que lo recubre, podrían tragárselo y dejar de respirar.
7.- Corazones de manzanas:
Si los perros lo encuentran y se lo comen, pueden pasar un muy mal rato. Al igual que las peras, los duraznos, las ciruelas y los damascos, los centros de esta fruta contienen cianuro. Algunos de los síntomas que podrían provocar son mareos, problemas para respirar, convulsiones, desmayos, respiración agitada e incluso el coma.
8.- Pan (y cualquier masa con levadura):
La levadura sigue actuando en el estómago de los perros produciendo alcohol y volviéndose tóxica. Además, genera grandes cantidades de gas que invade el sistema digestivo. Esto puede derivar en un dolor abdominal severo y o una ruptura del tracto intestinal.
Veterinarios desaconsejan jugar lanzando ramas a los canes
La Asociación de Veterinarios Británicos (BVA) advirtió este miércoles a los propietarios de perros sobre los peligros de lanzarles palos para que vayan a buscarlos, por el riesgo de sufrir heridas e infecciones. "Nuestro mensaje es que esas heridas son graves y que es fácil evitarlas, usando juguetes aptos para perros como una alternativa a los palos", dijo Sean Wensley, presidente de la BVA. La advertencia se produjo tras una noticia del diario The Times sobre un perro que resultó gravemente herido cuando uno de esos palos acabó alojado en su garganta. Wensley dijo que, cada mes tratan a un perro, en promedio, por heridas causadas por un palo en cada uno de los 5.000 centros veterinarios del Reino Unido.