Tiburón viñamarino desafía con su cuerpo las olas iquiqueñas
Puede considerarse el primer bodysurfer profesional en Chile, donde la disciplina lentamente comienza a ganar adeptos. En Iquique ha explotado su habilidad de enfrentar el mar sin tabla y, por ahora, no piensa moverse de allá.
Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
De frente, con su rostro abriéndose paso entre las olas y sin más ayuda que un par de aletas y su propio cuerpo, Julio Gorena enfrenta el mar iquiqueño en playa Cavancha. Lo hace como todo un nortino, que conoce sus aguas como la palma de la mano, aunque en rigor es viñamarino.
En la Ciudad Jardín y Concón, Julio Gorena tuvo sus primeros pasos en el bodysurf o "playitas", como también se conoce, principalmente en la zona norte y centro norte de Chile y en otras latitudes como Hawaii o Australia.
Ser bodysurfer no es cualquier cosa, comenta cada cinco minutos Julio. Es que este deporte lo envolvió completamente y, aunque también ha practicado surf y bodyboard, la sensación adrenalínica que experimenta cada vez que se mete al mar sin más armas que su propio cuerpo lo deja en éxtasis.
En esta disciplina la tabla no existe y eso, "es complicado porque uno no tiene protección. Cualquier mínimo error en esos movimientos, si no estás bien preparado, la ola hace contigo lo que quiere".
Cambio de olas
Tenía 14 años cuando, como muchos niños, tuvo que dejar a sus amigos de infancia y el barrio donde creció para acompañar al padre de familia en su nuevo trabajo en Iquique. "Era enfermero y lo trasladaron, así que todos tuvimos que partir", recuerda ese momento ocurrido hace exactas dos décadas.
Ese hecho no sólo significo cambio de casa para el adolescente Julio, sino que también cambio de olas, porque a su corta edad ya sabía lo que era hacer "playitas" en Concón, Quintero y Reñaca. Ahora tenía frente a sí un mar totalmente nuevo por conocer y desafiar. "Era común desde chico, como a los seis años, que jugábamos a tirarnos a las olas. Después empecé a dedicarme a eso como deporte", comenta.
Claro, porque fue en Iquique donde hizo del mar un elemento central en su vida y que luego lo haría competir, incluso, de manera internacional en Perú y Brasil. Sin embargo, el principal campeonato nacional de la especialidad, que se hace en Zapallar, fue el que recuerda con mayor cariño, ya que allí se forjaron los primeros pasos para convertirse en deportista profesional.
Sobre ese torneo que se realiza cada verano en la Quinta Región destaca que, "logré ganarlo el año 2013 (...) a partir de eso pude ser el primer bodysurfer profesional de Chile por conseguir auspiciadores, los cuales confían en mí".
Pulmones salvadores
Desde la niñez Julio desarrolló su capacidad física de manera instintiva, sólo jugando entre la arena y el mar. Ahí está la respuesta para lo fácil que fue para él adoptar este deporte.
"Alcancé una buena capacidad pulmonar (...) para hacer bodysurf se necesita mucho más un buen estado físico y pulmonar, porque la exigencia cardíaca es distinta. Tenemos que estar subiendo, hundiéndonos y no tenemos una tabla", advierte este viñamarino.
Casi sin darse cuenta, mientras se iniciaba en las "playitas", también estaba puliendo su cuerpo para otra actividad, que desde el 2002 se convirtió en su trabajo estable: ser salvavidas, y de los buenos.
De hecho, la semana pasada terminó su certificación internacional de operador de embarcación de rescate. Un paso importante para sus aspiraciones de crecer profesionalmente en esta área y tal vez trabajar en el extranjero, junto con seguir compitiendo.
Aunque es salvavidas, Gorena no tiene reparos en someter la suya a riesgos de vez en cuando por el bodysurf y, de hecho, reconoce que siempre está en la búsqueda de "llevarlo a nuevos límites". Por eso, aunque tiene una alta dosis de peligro, prefiere correr olas con fondo de roca. "Soy uno de los pocos bodysurfers que corre este tipo de olas y para mi nivel son las más indicadas (...) son más perfectas, pero requieren mayor habilidad. Siempre uno busca una cuota mayor de peligro en el mar", comenta.
Esa especie de riesgo controlado que Julio logra alcanzar lo debe a sus años de experiencia en el mar. Mientras relata esos momentos adrenalínicos que busca en el agua, el Gorena salvavidas reaparece y advierte que los peligros que puede causar comenzar a practicar el bodysurf sin supervisión y con nulo conocimiento del lugar son serios, incluso poniendo en juego la propia vida.
"Las olas de fondo de roca se caracterizan por ser muy bajas, por no tener mucha agua donde caer. Entonces, al momento de caer en una ola de esas se requiere mucho conocimiento de los movimientos del mar, porque uno está expuesto a golpes en el cráneo, la cara", señala el joven deportista.
Julio ha recorrido muchos lugares del país buscando nuevas olas y experiencias. Ha estado en Rapa Nui, Duao, Iloca, Zapallar, Reñaca, Concón y Quintero, por nombrar algunos, pero asegura que Iquique no lo cambia por nada. Por eso, planea mantenerse allí, con la compañía del mar, compartiendo sus días entre el bodysurf y su labor como salvavidas. En la "Tierra de Campeones" o, como él prefiere llamarla: su "máquina de hacer olas".