Cartas
Gracias
Al terminar el año Señor, te diré una palabra. Quiero que sea sincera y sencilla. En el silencio de mi alma te digo desde lo más profundo de mi corazón: gracias. Gracias, Señor, por todo lo que este año me has concedido porque te lo he pedido. Por todo lo que me has dado sin habértelo rogado. Por todo lo que me has otorgado sin haberlo merecido. Gracias por la salud, por el bienestar, por las alegrías y satisfacciones. Gracias por la enfermedad, por las penas y los sufrimientos. Aunque me cuesta trabajo, Señor, te agradezco esto último. ¡Tú sabes lo que hiciste! Gracias por el rayo de esperanza que me iluminó, por aquella mano que me levantó, por ese consejo que me guió, por aquellas palabras que me alentaron. Por esa sonrisa que me alegró, por aquellos brazos que me recibieron. Pero por sobre todo, te doy gracias Señor, por la fe que tengo en ti. En este tiempo un tanto confuso -aunque lleno de esperanza- es a veces difícil de creer. Te confieso sinceramente no siempre he sabido cómo actuar, qué hacer, adónde ir. Sin embargo, sigo teniendo fe en ti. Te doy gracias porque en las tinieblas me has iluminado, porque en las caídas me has levantado, porque has perdonado mis pecados. Te doy gracias Señor, por todo aquello que ignoro y de lo cual debo darte gracias. Te doy gracias por mis amigos. Y gracias a ustedes por todo el apoyo que he recibido y que me ha hecho grata la vida. Gracias a ustedes no me sentí solo (a). Que Dios les multiplique todas las bendiciones que me brindaron. ¡Gracias!
Myriam Richards Madariaga
Navidad
Siempre es agradable un saludo, pero nada más importante que esperar el nacimiento del hijo de Dios, que el 24 de diciembre llegó para cumplir con lo expresado en las sagradas escrituras, cuyo nacimiento es esperado por el mundo cristiano. Los Reyes Magos, guiados por la estrella de David, siguieron su luz hasta llegar al pesebre en Belén: Melchor, Gaspar y Baltazar con presentes que le traían al recién nacido. La biografía del hijo de Dios fue publicada por los profetas en distintas épocas y en diferentes partes. Al juntarlas coincidían y esto se ha convertido en la prueba más contundente que él era el redentor. Cuando en una reunión se apareció a los apóstoles, después de la crucificción, apareció el apóstol Tomás, quien para creer tocó las heridas de Jesús, a lo que él le dijo: "Tú has creído porque has visto y has tocado. ¡Bienaventurados los que creerán sin ver ni tocar!".
¡Feliz Navidad!
Jorge Raúl Díaz Pacheco