Patricio Ossa rescata el arte del mimo en el Parque Cultural
Oriundo de Valparaíso, Ossa deleitó a grandes y chicos con su precisa muestra de mimo, además de realizar un interesante recorrido para la historia detrás de este arte.
Adriano González Hidalgo. - La Estrella de Valparaíso.
Patricio Ossa es un chileno que a sus 75 años decide volver a Chile. La razón: su arte. La misma que lo llevó a recorrer Europa, conocer a leyendas como Salvador Dalí y Simone de Beauvoir y a residir en las islas Reunión. El Parque Cultural de Valparaíso (PCDV) le ofreció una sala para que ensaye su nueva obra "I'm gonna sit right down and write myself a letter" y como retribución, él decidió presentar una obra para toda la familia.
Su mirada dice que tiene muchas experiencias en su vida. Decidí ir a ver el espectáculo que estuvo presentando, "El pavo de la abuela zapatona". Al comienzo realizó una serie de personificaciones: una jirafa, un mono, un pavo. Los animales comenzaban a aparecer con cada uno de sus movimientos. Comencé a pensar en su proceso creativo. Ver los gestos que hacen los seres de la naturaleza, pensar como ellos.
El proyecto presentado en el estudio del PCdV era ideado para niñas y niños de cuatro a cinco años, pero el recinto le pidió algo para grandes también, es por eso que pasada la primera parte, donde daba muestras de sus pantomimas, comienza a hablar con el público. ¿Qué es lo que vieron?, les habló con tono amigable. "Un mono", gritó un infante. "Un pájaro", dijo otro. La expresividad de Patricio transmitió la fauna de manera precisa.
"No importa hacia donde se lleve el lenguaje del mimo, ya que lo entienden todos", afirmó enfático. Fue así como dio comienzo a su presentación, la cual lo llevó a hacer un recorrido histórico por la trayectoria de la mímica, comenzando con la prehistoria, griegos y romanos, haciendo hincapié en estos últimos, quienes se referían al concepto de "mimetismo". Aquella habilidad para asemejarse a otros organismos, así como los camaleones.
De valpo al mundo
Nacido en el Valparaíso de los años '40 y con más 75 años de vida, Patricio afirma que irrumpe "con el número de mimo que le puede interesar a todo el mundo, mimo clásico, no payaso ni atleta, ni qué ¿qué otra cosa hacen los mimos hoy en día? autómata, nada de eso". Esta distinción la deja muy en claro. No quiere ser confundido con el mimo de la calle que hace de comediante. No, su comunicación no verbal se adhiere a las emociones.
"Yo quiero hacer más espeso mi dossier, con más cosas, con más intervenciones porque, como te dije, los mimos de hoy están haciendo muchas cosas, pero son un poco mercenarias y no hay mucho mimo de escena. Yo soy mimo de escena, no soy mimo de calle. Me gusta la calle, no es peyorativo lo que yo digo. Me gusta lo que veo en la calle. Entonces yo hago esto para teatro y hasta ahora me ha ido bastante bien, pero es algo nuevo", cuenta.
Las butacas estaban colmadas por niñas y niños con sus padres. Patricio reconoce, al frente del público, que no se esperaba tanta concurrencia. Aquello demostró la felicidad que transmitían sus ojos. Las más de siete décadas a su haber no significaban nada. De a poco sus movimientos lo transformaban en un ser antropomorfo. Las expresiones de su rostro demostraban el talento adquirido a base de experiencia.
Actualmente vive en la isla Reunión, un departamento francés de ultramar. "Entonces, esta animación que estoy haciendo ahora, me costó mucho traducirla al castellano, porque de repente se me salen palabras en francés y yo estoy acostumbrado a hacerlo en francés", afirma con marcada convicción. Eso mismo lo vive constantemente, ya que asegura estar invitado a varios festivales alrededor del mundo.
Crítica tecnológica
Sobre su proyecto más personal "I'm gonna sit right down and write a letter", cuenta que es un poco autobiográfico. Con la trama y conociendo la trayectoria del artista, también se puede pensar aquello. "Yo 'fantasmié', esto no es lo que voy a presentar, tuve un fantasma de esto porque me imaginé qué haría yo en mi departamento en París. Entonces creé este espectáculo y tuve bastante éxito. Tengo buena prensa. Y ahora estoy invitado a un festival muy bueno", cuenta sobre estar presentándose en Valparaíso.
Su obra lleva el nombre de la popular canción del compuesta por Fats Waller y que nace del Renacimiento de Harlem. Aquel renacer del arte negro que se dio entre los años '20 en Nueva York. Patricio Ossa toma el nombre de este tema y lo adapta a su realidad. Así como grandes artistas de la talla de Paul McCartney y Nat "King" Cole. El arte como canalizador de emociones. Me saltan a la cabeza ideas como soledad y vejez, pero también pienso en vida y sabiduría. Las ganas que pone en su interpretación me conmueven.
Hay una problemática que este mimo no temió abordar: la crítica a la sociedad tecnológica. Debo confesar que busqué aquella isla donde vive por internet y sin duda es un lugar donde la tecnología resulta irrelevante. Dejó al descubierto ese mal hábito que de a poco nos consume. Y Ossa se refirió a la obsesión por la tecnología que tienen niñas y niños. No lo soporta y aprovechó la instancia para contarles que "antes los niños creaban y eran más creativos". Mientras que ahora están todos pegados a sus 'cositas' (celulares) y añade que "(las nuevas generaciones) tienen que hacer cosas con sus manos como escribir, sino se "robotizan".