Camila Infanta S.
Miguel Malermo tiene 26 años y trabaja hace cinco meses en un estudio de animación. Dice que es el trabajo soñado para él, ya que estudió dirección audiovisual. Sin embargo, pese a lo bien que lo pasa en la "pega", asegura que se quedaría allí unos tres o cuatro años. Después, quiere dedicarse a tiempo completo a su emprendimiento: una productora.
"Para mí lo esencial es la relación humana y, por eso, también estoy muy contento. El año pasado me dediqué sólo a mi productora y me aburrí, porque estaba solo todo el día", cuenta.
Agrega que sabe que su generación es difícil de captar para los mayores y que, de sus amigos, la mayoría trabaja sólo para juntar plata para irse del país a dar vueltas por el mundo.
Ahora, pese a estos inconvenientes, afirma que hay formas de "conquistar" a los denominados Millennials, que son los nacidos entre 1981 y 1995.
"Lo básico es que existan relaciones sociales fuera del trabajo. Creo que se tiene que celebrar todo y compartir fuera del trabajo, muy seguido. También se debe fomentar la creatividad y la relación de tú a tú con los jefes", dice.
La directora de responsabilidad social corporativa & bienestar de la empresa de Adecco, Suyin Palma, coincide con Malermo en que la generación Millennial es difícil de retener.
"Es un grupo distinto, que va a aportar energías y novedad, pero para eso hay que respetarles su independencia intelectual, pues priorizan que los dejen actuar libremente", dice.
Para ello, sostiene, se les deben ofrecer empleos que estén abocados mucho más a la participación de equipos, al reconocimiento y en el que puedan tener una flexibilidad en el horario.
"La obligación de cumplir horarios, para ellos, es perder el tiempo, completamente. Son jóvenes rápidos, trabajan rápidos, quieren ascensos rápidos y eso, al final, beneficia a la productividad", asegura.
¿patudos o enérgicos?
Antiguamente, cuando un alumno en práctica entraba a un trabajo lo hacía humildemente, la primera semana casi no hablaba, hacía lo que se le pedía y esperaba la siguiente instrucción. Hoy, no es poco común ver a esos jóvenes dando ideas el primer día, hablar fuerte, irse antes que el jefe o exigir, los que consideran, son sus derechos laborales.
Por ello, muchos hoy aseguran que se trata de una generación "patuda". Suyin tiene otra opinión.
"No son patudos, es una generación que tiene claro qué es lo que quiere conseguir. Lo pone sobre la mesa y lo planifica", dice.
La psicóloga laboral y gerenta de reclutamiento y selección de GrupoExpro, Nélida González, asegura que no son patudos, sólo un tanto "enérgicos".
Dice que es cierto que son un grupo bastante cambiante, pero recalca que existen fórmulas para retenerlos: "Les gusta sentirse importantes, saber que son un aporte, por eso llegan a la semana de haber entrado a un trabajo opinando, detectan lo que les parece deficiente y lo dicen".
Ahora, si es que esa forma de ser genera conflictos en la organización, González aconseja que se abran a entender que es tarea de un jefe sacar lo mejor de cada uno.
"Además, la juventud trae mucha ideas nuevas y ganas y eso es positivo. Son personas innovadoras. Una buena forma de captarlos es ir cambiándoles las funciones, lo más seguido posible. Pueden ser pequeñas cosas, pero sacarles alguna responsabilidad y ponerles otra. Eso los deja entretenidos", considera la psicóloga.
"La obligación de cumplir horario para ellos es perder el tiempo. Son jóvenes rápidos, trabajan rápido, quieren ascensos rápidos y eso beneficia a la productividad".
Suyin Palma, directora de responsabilidad social de Adecco."