Inseguridad se mantiene en
Vecinos están aburridos por los individuos que duermen en una multicancha que se encuentra abandonada.
En la Bonilla Alto, entre las calles Chungungo y Parinacota, al norte de Antofagasta, se ubica una multicancha que se encuentra en estado de abandono hace muchísimo tiempo.
Sus rejas están rotas y los muros llenos de orina y demás necesidades fisiológicas, por lo que el panorama no es muy alentador.
Dicho lugar, que fue construido con un objetivo deportivo, no tiene un buen uso actualmente, es más, muchas veces es utilizado por personas en situación de calle como un lugar para pasar la noche. Así lo confirmó Héctor Rodríguez, vecino y presidente del Centro Comunitario Las Últimas Salitreras.
"Nadie se hizo cargo de cuidar la cancha y los 'malulos' empezaron a destruirla y quedó a la buena de Dios. Entonces ahora los jóvenes y adultos que están metidos en la droga no tienen problemas para dormir porque van a la cancha y ayudados de los muros que tiene, hacen sus rucos donde duermen y siguen consumiendo sus drogas y alcohol. Es un panorama muy triste que se ve, porque más encima está justo detrás de un jardín infantil", relata don Héctor, quien asegura que una parte de la multicancha era usada como baño por aquellos individuos.
A menos de 100 metros de aquel olvidado recinto deportivo vive Elena Silva, una joven antofagastina que tiene un pequeño negocio en la población y que confirma lo anteriormente dicho por Rodríguez, agregando también un oscuro episodio que vivió a fines del año pasado.
"Eran como las nueve de la noche y entraron dos tipos al negocio. Uno de ellos -encapuchado- se quedó haciendo guardia y el otro, a rostro descubierto, entró con un arma de fuego, me amenazó y me dijo 'entrégame toda la plata'. Traté de estar tranquila y le dije que a esa hora ya no había nada y que teníamos cámaras. El otro se percató de que sí estaban siendo filmados y arrancaron. Ahí grité del asalto y todos los vecinos salieron a ver qué pasaba, acá somos bien unidos. Lamentablemente los ladrones se van a esconder al cerro, a las ripieras. Después llegó Carabineros y afortunadamente desde esa fecha la presencia de ellos es constante en este lugar, lo que da más sensación de seguridad", cuenta Elena.
Alarmas y muni
A raíz de aquel hecho, los vecinos comenzaron a organizarse y Héctor Rodríguez, presidente de Las Últimas Salitreras, gestionó la compra de ocho alarmas, las cuales fueron adquiridas con los dineros de cada poblador.
Cada una de esas alarmas tiene cuatro a seis controles, por ende son muchos los vecinos los que pueden activarlas -y lo han hecho- cuando ocurre algún ilícito.
"Hubo unos meses el año pasado donde ocurrió una ola de robos por estas calles (Chungungos, Parinacota, etcétera) y ya no sabíamos qué hacer. Entonces gestionamos esta compra de alarmas luego del robo al negocio de doña Elena -llamado 'Mabeni'- y han ayudado bastante porque acá todos los vecinos somos unidos", expresa Rodríguez, quien también da las gracias a la Gobernación provincial y al movimiento Antofa Segura quienes han dado tips para el cuidado de las viviendas en su población.
Respecto a la problemática de los rucos improvisados en la multicancha que está en desuso, Ignacio León, director de Dideco dijo que "junto a la alcaldesa visitamos el lugar y ella se comprometió a recuperar ese espacio público y también reactivar la Junta de Vecinos 'Arenales 3', la cual está sin directiva. Este segundo semestre presentaremos el proyecto de la multicancha al Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) con la finalidad de que se puedan obtener los dineros necesarios para recuperar este espacio público".