Cartas
Extranjeros
Señor director:
Me cargan derechamente los detestables xenófobos y homofóbicos que se creen poco menos que la perfección de la comunidad. La gente colombiana está llena de atributos que no tienen los fríos antofagastinos, y los homosexuales son insuperables en alta calidad humana.
En Europa ser chileno equivale pertenecer a la peor lacra.
Rolando Donoso
Educación vespertina
Señor director:
Mientras hoy el debate se centra en la reforma educacional y la gratuidad, ha surgido también una gran duda en nuestro país: la educación vespertina.
Según cifras del Mineduc, la cantidad de estudiantes en esta modalidad ha aumentado en el período 2007-2014, llegando a 333.373 (2014), siendo las carreras del área administrativa las más preferidas por este segmento. Muchos de ellos estudian en instituciones privadas y públicas y lo hacen con becas y créditos.
De ellos se ha hablado bien poco. Si bien, actualmente existen beneficios para ellos, el tema es que también se asegure su continuidad. A veces, la educación vespertina se entiende como un "negociado" entre las instituciones y se la cuestiona por su calidad y metodología frente al programa diurno. Lo cierto es que estos programas benefician principalmente al estudiante trabajador, aquel que debió postergar su sueño de ser profesional cuando era joven -para ayudar a su familia- y ahora tiene la oportunidad para cumplirlo.
Felipe Troncoso O.
Aún tenemos pan batido
Estimado director:
Cuando hoy en Chile los servicios más básicos, como el agua que es de los españoles y la electricidad de los italianos, tengan tantos problemas para ser suministrados ante la ocurrencia de las tan comunes, reiteradas y muy anticipadamente avisadas manifestaciones de la naturaleza, démonos con una piedra en el pecho que la marraqueta para unos o el pan batido para otros sea y siga siendo de los chilenos. Nunca falla y cada día mejor…
Luis Enrique Soler Milla