Cartas
El escurridizo tranvía
Señor director:
El proyecto tranvía para Antofagasta ha sido rechazado por diferentes gobiernos de distintas tendencias y colores políticos, prevaleciendo el centralismo perverso de la Región Metropolitana con Santiago como la capital donde se decide la suerte de las regiones.
El tranvía para Antofagasta nunca ha estado en la bitácora del libreto de La Moneda, como algo realizable para concretarlo. Nunca ha tenido la trascendencia ni el interés de parlamentarios ni tampoco de empresarios prominentes en el mundo de las finanzas. Siempre ha sido un tema tabú para los interesados de la ciudadanía y ha quedado en vilo por largos años en el baúl del olvido.
Toda esta gente aludida piensan que invertir 400 millones de dólares para construir un tranvía para Antofagasta es un despilfarro monumental que no tiene rentabilidad, que no da el largo ni el ancho para autofinanciarse, y que en el futuro se convertirá en un elefante blanco. Estos políticos son muy escépticos y desconfiados.
Antofagasta ya tiene 600.000 habitantes, necesita urgente obras grandes de infraestructura. Es imprescindible invertir en el transporte urbano ahora y no mañana. Tenemos varios ejemplos para destacar como el tranvía de Brasil y Colombia. Río de Janeiro es la segunda en Latinoamérica en tener un sistema de tranvía moderno tal como Medellín.
El VLT tendrá un trayecto total de 28 kilómetros de los cuales ya están en uso 17 kilómetros y permitirá unir el área histórica de la ciudad con el puerto, la zona de playas, y los principales centros comerciales. Es una belleza de modernidad el VLT circulando por el bulevar olímpico, una obra de gran envergadura, siendo Brasil y Colombia dos países con una economía magra y crisis financiera. Sin embargo, construyeron sus respectivos tranvías. Siempre habrá grandes críticos con mucha polémica que asegurarán que es inalcanzable e imposible de llevarlo a cabo.
Los políticos retrógrados y apáticos son patéticos, no les interesa las regiones. Los profesionales, arquitectos y magíster en desarrollo urbano están divididos. Algunos son cautos, consideran que el tranvía es una propuesta acertada, pero con grandes desafíos por delante como tener disponibilidad de espacio para instalar las cocheras y talleres. Los renuentes de construir el tranvía opinan lo poco práctico de este transporte, porque cuando falla un tren, falla toda la línea.
En Europa es común ver tranvías en las ciudades de esos países desarrollados. En nuestro país no existe voluntad política, ni empresarial para hacer realidad este proyecto del escurridizo tranvía para Antofagasta.
Charles Mejías