¿Se niegan las JJ.VV. a que los circos lleguen a sus barrios?
Ante la polémica con el Circo Ruso Sobre Hielo, consultamos a los representantes de las poblaciones cercanas.
Luego de las trabas que tuvo el Circo Ruso Sobre Hielo, que recién anoche pudo comenzar sus presentaciones -tras cinco jornadas esperando el permiso de funcionamiento municipal-, conocimos la versión de las presidentas de las juntas de vecinos de Los Pinares, Peñablanca y Costa Azul, colindantes al sector que hoy se perfila como uno de los pocos permitidos para dicho uso, el Parque Los Pinares. Por eso las dirigentas responden ante los comentarios que les apuntan como parte de las permanentes negativas.
"Yo llevo tres años como dirigenta vecinal y siempre es el mismo problema. Todos los circos que han venido se han acercado para que le podamos ayudar con el permiso, porque Antofagasta no tiene más terrenos", reclama Rogelia Contreras de la junta de Los Pinares.
De acuerdo a sus palabras, el municipio al no dar autorización para que se instalen en el estacionamiento del Estadio Regional, cuando el Sitio Cero se encuentra ocupado solo queda la zona donde se instalan los ramaderos en las Fiestas Patrias (de Bienes Nacionales), y su sector.
Explica que en su población (que se extiende entre Punta Brava y Chalinda) no genera mayores problemas la llegada de estos espectáculos; situación opuesta a la que expresan quienes viven en la Peñablanca (entre Anhidrita y Azufre).
Claudia Fernández, presidenta de dicha junta, enseña una copia del documento con el que respondió positivamente la solicitud del circo, a quienes la Municipalidad autorizó instalarse entre Onix y Anhidrita, por la costanera. "Ese espacio no le corresponde a ninguna junta de vecinos, por eso la Municipalidad dio el permiso, pero lo que pasa es que la carpa no alcanza en ese lugar por que se extiende hacia nuestra población [...] si bien no es a todos los vecinos a los que les afecta, sí genera problemas de luminosidad, ruidos y el bloqueo de autos mal estacionados por la vereda del barrio", indica Fernández añadiendo que es normal que vecinos se queden con sus entradas bloqueadas por desconocidos durante las funciones.
"Mientras tú no tengas un problema te da lo mismo que otro lo tenga, y si bien a mí no me afecta personalmente, son varios los vecinos que quieren descansar sus fines de semana y desde las cuatro de la tarde hasta las once de la noche hay ruido. A mí me encanta el circo, pero es molesto", sostiene.
Rogelia añade que hay un tema de compromisos con la limpieza y accesos que deben discutirse más, pero que la voluntad de parte de las tres juntas está siempre presente.
Ubicados entre Cavancha y Ónix, los vecinos de Costa Azul tampoco se niegan a la llegada de los circos según expresa Krasna Berríos, su dirigenta. Claro que con las mismas salvedades de sus colegas.
Junto a Rogelia y Claudia, dice que son ellos como vecinos quienes están quedando como los malos de la película, siendo que deberían ser inspectores municipales quienes fiscalicen esta situación.
"El conflicto lo tienen las personas que están más abajo, pero no en nuestra población, es más en Peñablanca [...] nosotros ya hablamos con los del Circo Ruso", relata Krasna.