Cartas
Jugos naturales
Señor director:
Se sugiere aprovechar la amplia gama de frutas que se producen durante los meses estivales para contribuir en una buena salud.
Los jugos naturales son saludables. La materia prima utilizada en su preparación es la fruta fresca y como tal contienen casi las mismas propiedades saludables de la fruta, que contiene vitaminas, antioxidantes, agua y micronutrientes fundamentales para el proceso metabólico y suma el bajo aporte calórico de los diluidos.
Consumir cinco porciones de frutas y verduras al día cubre las recomendaciones de vitaminas, antioxidantes y micronutrientes cuyo consumo adecuado ejerce un efecto protector en el desarrollo de cáncer y enfermedades crónicas no trasmisibles, como hipercolesterolemia e hipertensión. Si el consumo es en la fruta natural o en jugo, sobre todo si se conserva la fibra en el jugo, el aporte es beneficioso.
Carmen Gloria Fernández
académica U. Andrés Bello
La guerra que no fue
Señor director:
Hace 40 años parecía inminente la guerra con Argentina. El gobierno trasandino tenía todo preparado para invadir las islas chilenas ubicadas al sur del Canal Beagle. Finalmente no hubo invasión. Muchos hicieron posible que no hubiese guerra con Argentina. Sin menoscabar el papel del Vaticano, de las iglesias chilena y argentina y de los EE. UU., reconozcamos con hidalguía el papel del Gobierno de la época y de la diplomacia chilena. Espontáneamente vienen a la memoria los nombres de Hernán Cubillos, Jaime del Valle, José Miguel Barros, Ernesto Videla, Agustín Toro Dávila, Julio Philippi, Helmut Brunner, Enrique Bernstein, Santiago Benadava, Héctor Riesle, Sergio Onofre Jarpa, Miguel Álex Schweitzer, René Rojas y de otros menos visibles que, seguramente, con injusticia olvidamos. De igual modo, se debe tener presente a todos los uniformados chilenos que permanecieron estoicos en la frontera y no se dejaron provocar. Pero no se debe olvidar que el más alto mérito de la conducción del conflicto corresponde sin duda al general Pinochet. Conservó inalterables los deseos de paz y la voluntad de preservarla. Exhibió una calma y serenidad infinitas. Tuvo siempre una cristalina percepción de la índole y límites de lo que podía y no podía conceder y transigir. Y preparó al país para lo peor, aunque sin alarmar a la población o enardecerla en un chauvinismo contraproducente.
Mauricio Schiappacasse Ardiles