Ignacio Araya

Rebeca Rodríguez, estudiante de séptimo año de medicina, cuenta que cuando el domingo hicieron una asamblea en el Colegio de Profesores sobre los pasos a seguir en la movilización, quedaron de levantar un Comité de Emergencia y Resguardo. Así se generaron diversas comisiones y comenzaron a funcionar de inmediato, para atender a los manifestantes que así lo necesitaran. "Ayer (el lunes) atendimos a once personas. Tres de ellos venían con cortes, hubo que derivarlos a urgencias, y algunas otras lesiones como dislocaciones de hombros y cosas que pudimos resolver con la gente que está acá", dice.

El comité funciona en el Colegio de Profesores (Avenida Argentina 2572, esquina Prat) y atiende hasta el toque de queda. Según Rodríguez hay médicos, enfermeros, TENS, matronas y estudiantes de medicina ayudando en el comité a cualquier persona que requiera atención durante las manifestaciones de estos días. Ayer, los voluntarios ordenaban sueros, jeringas y otros implementos de primeros auxilios.

"Hay un poco de todo. Hay medicamentos inyectables, implementos de seguridad como guantes. Nos faltan cosas eso sí", cuenta Rodríguez. De hecho, afuera del Colegio de Profesores hay un gran lienzo con la lista de los elementos que faltan: mascarillas, suero, velas, bicarbonato, agua, comida, gasas, alcohol, confort y limones, uno de los elementos naturales que existen para paliar el efecto de los gases lacrimógenos.

Además de funcionar en el local, la estudiante explica que hay equipos en terreno que ayudan a la gente que tiene problemas durante la manifestación, liderados por médicos. "Andan con delantal o con algún atuendo blanco, con mascarillas con cruces para que la gente no dude en acercarse a esas brigadas para que les brinden ayuda", señala.

11 personas fueron atendidas el lunes por el Comité de Emergencia y Resguardo para manifestantes.

El Colegio San Luis está ubicado justo en medio de la trinchera de las protestas del lunes en Antofagasta. Esa tarde, por 14 de Febrero y Ossa estaban los carabineros y militares. Arriba, en Esmeralda y abajo, en Matta, los rodeaban manifestantes con barricadas a la altura del Mercado. Como se sabe, quedó la escoba.

La misma noche, el Centro de Alumnos del colegio se organizó para limpiar el desastre que quedó. Por redes sociales llamaron a los compañeros y ex alumnos, y un centenar se presentó ayer en la mañana, listos para ayudar a limpiar. "Fue muy lindo ver a varios estudiantes de nuestro colegio, gente, apoderados y de otros colegios que nosotros no conocíamos", dijo ayer Diego Castillo, presidente del Ceal del San Luis.

Con pala, escoba y bolsas de basura, los estudiantes no se quedaron solamente con el entorno de su colegio, sino que recorrieron varias cuadras limpiando lo que encontraban, o corriendo tremendos trozos de piedra que anteriormente habían servido de proyectiles.

Dinko Rosso, uno de los colaboradores, ayer recogió botellas rotas y plástico. "El colegio estaba limpio y el centro estaba súper bien, así que igual lo que hicimos fue súper poco, pero ayuda" opinó el joven, bolsa de basura en mano.

En tanto, el presidente Castillo dijo que cuando se pusieron a limpiar, la gente los aplaudía desde sus autos, incluso hasta militares. De hecho, el general José Miguel Aguirre destacó ayer la labor que hicieron en el colegio. "Nosotros nos damos cuenta que hay buenas personas por parte de los dos lados", dijo el presidente del Ceal, agregando que "el llamado que tenemos es que la violencia no corresponde (…) ni el vandalismo, pero la protesta sí. Nosotros nos queremos manifestar como estudiantes, hacernos presente en todo esto y seguir protestando de buena manera y de forma pacífica", comentó. La limpieza se extendería si siguen las protestas. "Lo más probable es que sigamos", dijo Diego Castillo.

A lo mejor se pasaron el dato, pero si el lunes había una o dos personas vendiendo mascarillas en el centro, ayer eran decenas. La fuerte demanda y el vertiginoso movimiento del mercado de las mascarillas también hizo subir los precios de este producto, ya que cada una estaba a $200, y anteayer eran tres por $500. Una de las personas también tenía una excepción solidaria: se las regalaba a la tercera edad y a los niños, como se ve en la foto. En Matta y en Ossa, el olor a lacrimógena era terrible y hasta los feriantes que venden verduras en el mercado andaban aperados de sus mascarillas.