Cartas
Constitución
Estimado director:
Durante el gobierno de Michelle Bachelet tuvo lugar un "Proceso Constituyente", y de su primer día quedaron dos frases que resumieron aquella jornada y que ojalá hoy haga redefinir los próximos pasos a seguir. Por una parte el ministro secretario general de Gobierno Marcelo Díaz manifestaba: "Ahora le toca jugar a la gente", incentivando el protagonismo de nuestra señora Juanita en el proceso constituyente. Por otra parte, un participante de estos encuentros al ser entrevistado manifestaba: "¿Por qué no tenemos un ejemplar de la Constitución, para saber lo que es?, estamos hablando de ella y nunca hemos visto una".
La expresión del exministro Díaz reflejaba el espíritu del Gobierno de avalar su proyecto con la masiva suscripción por parte de la gente. Pero al parecer no les importaba mucho la gran debilidad de ellos en conocimientos específicos para "sentirse a sus anchas" opinando, criticando y aportando con base a nuestra Constitución que nos rige. La declaración del participante, en pocas palabras, era "la pura y santa verdad", como diría la misma señora Juanita, porque todo debió haber comenzado por realizar charlas, publicaciones y explicaciones en palabras simples. Además, debió haber una lectura obligada en grupos de toda la extensión de la actual Constitución que nos rige, y una vez entendida y digerida, entrar en materia de opinar, criticar y proponer.
Sin haber tomado estas consideraciones vitales, le resta la posibilidad de vivir y respirar a los participantes con un real conocimiento de lo que se está tratando, ni más, ni menos que de la Carta Fundamental que rige a todos los chilenos. Incluso habían participantes que no sabían que nuestra Constitución ya había sido muchas veces modificada. Hay que recordar las palabras del ex Presidente Lagos en 2005, tras la última gran modificación, en la que decía: "Chile ahora tenía una Constitución que no dividía a los chilenos" (sic). En resumen, la falta de rigurosidad de la preparación de los encuentros y la falta de preparación de los participantes, más llenos de ganas que de conocimientos, llevó a que todo el proceso no llegara a puerto seguro. Y la mejor prueba es que hoy estamos hablando de lo mismo. Ojalá que las experiencias hayan dejado huellas y que no se privilegien fervorosos llamados a procesos fundamentales para la vida de todos los chilenos, sin antes tomar todos los recaudos para que la gente participe con conocimientos del tema.
Y para comenzar, un buen ejercicio sería leer completa la Constitución, antes de opinar, criticar y proponer modificarla, de lo contrario una vez más, todo pasará a la historia sin pena ni gloria.
Luis Enrique Soler Milla