La Segunda Región tiene el menor porcentaje de adultos mayores del país
Personas de la tercera edad emigran de la zona en busca de mejor calidad de vida en ciudades más baratas, con más áreas verdes y cercanas a Santiago.
Lorena Pereira
Un dato para tomar en cuenta entregó el último informe de la radiografía de los adultos mayores (2019). La esperanza de vida de los chilenos llegó a un promedio de 80 años, superando así los indicadores de Estados Unidos, China, Cuba y Uruguay.
Esta nueva realidad no escapa a Antofagasta, aunque con diferentes matices. Si bien hay un aumento importante de este segmento etario, la región tiene el porcentaje (13,9%) más bajo de adultos mayores en relación a su población (607 mil habitantes), muy por debajo de la media nacional que llega a 19,3% y con una clara tendencia al alza.
De acuerdo al Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) en base a los datos del Censo 2017, en la región hay 70.276 personas mayores de 60 años que corresponden un 55,8% a mujeres y el 44,2% a hombres, en sintonía con lo que sucede en el resto del país. En total, Chile tiene hoy 3.439.599 adultos mayores (proyección 2020).
Esta radiografía (con estadística del Senama) será clave para proyectar las políticas sociales de los próximos años, tomando en cuenta que un tercio de la población será mayor de 60 años en 2050, es decir, uno de cada tres chilenos pertenecerá a este segmento, con todo lo que significa a la hora de abordar el envejecimiento de la población. Los máximos registros lo anotan la Región de Valparaíso y Maule, con 23,3% y 21,9%, respectivamente.
Exodo en la jubilación
¿Pero cuál es la causa que Antofagasta tenga el menor porcentaje de adultos mayores en el país? La razón estaría en el éxodo que se produce al momento de la jubilación del jefe de familia, eligiendo ciudades con mejor calidad de vida, precios más baratos y que estén más cerca de Santiago.
La seremi de Desarrollo Social y Familia, María Fernanda Alcayaga, coincide con este diagnóstico al señalar que muchas personas deciden emigrar porque, definitivamente, los ingresos disminuyen en forma significativa una vez que el trabajador llega al término de su vida laboral.
La titular señala que para revertir este fenómeno hay una serie de estrategias para propiciar ciudades más amigables, apuntando especialmente a tener más áreas verdes, contar con un mejor sistema de transporte, y potenciar la inclusión social, entre otros temas.
"Muchas personas hacen su vida laboral aquí, especialmente en el ámbito minero, pero después vuelven a sus ciudades de origen o eligen vivir en zonas con menores costos. Sin embargo, estamos trabajando para entregar una mejor calidad de vida y ayudar más a nuestros adultos mayores", agregó.
Más datos
El 85,8% de las personas mayores es autovalente, mientras que sólo el 14,2% está en situación de dependencia. "Estamos viviendo más años, siendo hoy nuestra esperanza de vida de 80, lo que constituye un logro, pero también un desafío", aseguró.
Sobre esta situación, el coordinador regional del Senama, José Luis Carmona, coincide que la ciudad desincentiva la permanencia de personas de la tercera edad, pero aclara que hay una serie de políticas para frenar este fenómeno, sobre todo porque el adulto ahora tiene un nuevo protagonismo. "El envejecimiento de la población nacional es un hecho y hay que estar preparados con políticas gubernamentales de largo alcance, especialmente en una zona como la nuestra que tiene especiales características por su condición minera".
Carmen Molina, de 67 años, explicó que la mayoría de sus contemporáneos se han ido en busca de una mejor vida. "Si pudiera también lo habría hecho, pero no puedo porque vivo (pensión solidaria) principalmente del apoyo que me brindan mis hijos, que residen acá. Sin su ayuda no podría vivir por el costo de la ciudad y de los medicamentos, que para esta edad representan un ítem importante en el presupuesto individual y familiar", precisó la antofagastina.
Los datos entregados en la radiografía de los adultos mayores en los últimos años indican que en el total de la población hay más mujeres que hombres. Y que en la población de adultos mayores esto es aún más acentuado, hay 130 mujeres por cada 100 hombres mayores de 60 años, y si se desagrega en mayores de 80, las mujeres son el doble que los varones. Este fenómeno es conocido como la feminización de la vejez.