Urgencia: el área que ha recibido los golpes más críticos de la segunda ola
Menos personal, intubaciones que han debido realizarse en la unidad por falta de camas en pisos superiores, desgaste. Cuatro profesionales de esta unidad del Hospital Regional cuentan cómo es la alarmante situación por el alza de casos Covid.
Hoy ya son 14 días de enero. En años anteriores podría decirse que durante este periodo varios estaban disfrutando de pleno verano y el descanso después de un año de trabajo y del colegio en el caso de los niños. Pero las cosas son distintas...
Antofagasta y Mejillones a las 5:00 de la madrugada iniciaron su tercera cuarentena en menos de un año y Calama volvió a fase 2 con confinamiento en los fines de semana.
Pero no sólo ello. Hoy jueves 14 se cumplen exactos 10 meses de la pandemia en la región, desde que se detectaron los dos primeros casos Covid-19 en Calama el sábado 14 de marzo.
Ha sido casi un año de batalla contra el virus Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV-2, nombre real del coronavirus) y tras haber pasado los momentos más críticos en junio y julio, el escenario actual es tanto o tal vez peor: hoy la red asistencial se enfrenta a un crecimiento progresivo de personas contagiadas por coronavirus, sumado a la alta cantidad de hospitalizados por otras causas y también a una menor dotación de personal de salud -principalmente por licencia de estrés y vacaciones-, lo que conlleva a tener menos camas críticas.
Desde el pasado lunes 4 de enero que el Hospital Regional de Antofagasta está al límite. Ese día se alcanzó el 100% de ocupación de sus 75 camas críticas, principalmente por los pacientes de distintas patologías y cirugías y ahora frente a la segunda ola de contagios Covid-19 que se originó en diciembre.
Y tras una semana de tener esa ocupación colapsada -por lo que ha vuelto al traslado de pacientes a otras regiones- ayer nuevamente estaba en el 100% de ocupación (en toda la red asistencial de la región, entre el 1 y el 13 de enero, el número de personas con coronavirus en la UCI pasó de 36 a 53, un alza del 47%).
La situación de crisis es tal que ayer, por ejemplo, cinco pacientes se mantenían en intubación en la unidad de Urgencia mientras esperaban que se desocupara alguna de las camas críticas de pisos superiores. Eso debido a que quienes se encuentran en situación más compleja a causa del Covid-19 tienen un lapso de ventilación más extenso.
Esta unidad fue en marzo separada en respiratoria y no respiratoria y en octubre volvió a unirse debido a la baja sostenida de contagios. Sin embargo, ante esta segunda ola se espera que pronto vuelva a tener dicha fragmentación física, ya que en el interior de la misma sí existe esa segmentación para evitar la propagación del virus.
Jóvenes
Y ahí, en la Urgencia, es donde se grafica mejor qué tan crítica es la situación, dado a que dicha unidad es la primera en recibir a los pacientes que posteriormente serán derivados a otras áreas.
"Estuve como jefa de turno desde que comenzó la pandemia hasta noviembre cuando se notó mucho la baja de pacientes Covid. En diciembre me tocó estar en categorización de pacientes y en atenciones respiratorias llegamos a tener 10 a 15 diarias y en enero el aumento fue exponencial en una o dos semanas..., ahora estamos en 80 pacientes respiratorios. El proceso nos pilló desprevenidos con un aumento que fue muy rápido", cuenta la enfermera de esta unidad, María José Vergara.
La profesional señala que a diferencia de la primera vez, la segunda ola llegó tras la baja de contagios Covid hasta noviembre "con menor personal y una disminución de las camas UPC (críticas) y con todo el cansancio mental y físico del personal que ha estado casi un año con la pandemia".
Vergara añade que ha visto cómo en las últimas semanas están acudiendo desde residencias sanitarias pacientes jóvenes (entre 40 y 55 años) a causa del coronavirus, a diferencia de adultos mayores como en la primera ola: "Antes eran de 80 años, pero ahora no. Los adultos mayores no salen tanto, son los adultos y los niños, entonces en diciembre la gente estaba cansada y querían juntarse en las fiestas".
Y en todo ello está presente el cansancio mental y físico del equipo de salud. Cuando a principios de año la pandemia iba en alza, algunos profesionales optaron por separarse de sus padres e hijos y ya hay quienes otra vez están haciendo lo mismo.
A eso se suma la sobrecarga emocional de un paciente que está a punto de ser ventilado: "uno absorbe todo eso... la familia no sabe si va a fallecer... Todos somos hermanos, papás o hijos de alguien. Mi hermana es asmática y sé los riesgos que tiene y entonces en cada paciente veo a mi hermana...".
Colapso
"Lo poco que llevamos de este 2021 se reinició para nosotros el Covid. Nunca se fue del todo, pero había una baja de contagios... Ahora se nos vino con todo", dice el médico de la misma unidad, Matías Castillo y añade que "ahora estamos con mucho menor personal y prácticamente viendo el mismo volumen de pacientes (que a mediados de 2020) y me atrevería decir que un poco más".
Esa complejidad de los pacientes que están acudiendo a la unidad y que ha aumentado el número de intubaciones -cuatro o cinco por turno ya se considera alto- también tiene relación con la experiencia adquirida.
A diferencia de la primera ola, cuando aún se aprendía de la enfermedad, ahora el personal especializado sabe exactamente qué debe hacer.
"Tenemos más experiencia en esto y hemos tenido un aprendizaje de cómo se comparta esta enfermedad y eso ha ido modulando un poco la forma en la que tomamos las decisiones. Una de las cosas que ha cambiado harto es la ventilación mecánica, el tiempo de aplicarla, si es mejor de manera precoz".
Y si bien ese promedio de cuatro o cinco pacientes intubados por turno se asemeja a los números de junio y julio, Castillo es claro y afirma: "la diferencia es que ahora partimos con el sistema colapsado", señalando que anteriormente a medida que ingresaban las personas cada vez se habilitaban más camas de cuidados intensivos. Hoy no hay más cupo.
El profesional añade que cuando comenzó a subir el número de pacientes por otras causas, entre ellas la falta de controles debido al confinamiento, "empezaron a colapsar los servicios de urgencia y no tanto la enfermedad que nos acontece hoy en día, ahora se nos están juntando ambas cosas. Estamos viviendo una ola de pacientes en la que yo diría que en algún momento se van a equiparar los números de pacientes respiratorios, Covid positivo, con los no respiratorios y el colapso se está produciendo por eso".
El factor emocional
"Todo fue súper drástico, fue un cambio súper rápido. En diciembre los pacientes respiratorios/Covid comenzaron a aumentar un poquito y enero se desató. En un turno estábamos entre comillas estable y al otro quedó la escoba", dice la enfermera de la misma área Jocelyn Vargas.
La profesional explica que el escenario actual se ha vuelto caótico: "la primera ola fue algo más paulatino, pero ahora todo es muy rápido. Si en enero se disparó, en estos siete días ha sido algo increíble. Se nota evidentemente más complejo que la primera ola, no sólo por números, sino que también por la gravedad de pacientes, porque están consultando cuando ya está bien avanzada la complicación y llegando no sólo de Antofagasta, sino que toda la región y en la Macrozona Norte, ya que seguimos recibiendo mucho paciente No Covid. Nosotros no podemos parar la atención".
En lo personal Jocelyn también ha sentido todo el cansancio de 10 meses de pandemia y estos 13 días muy críticos de enero, al igual que sus compañeros: "Los turnos (de 12 horas) están más pesados en lo físico, psicológico y emocional porque el Covid tiene una parte completamente emocional, el de los pacientes. Es complejo ver el temor que sienten cuando lo van a ventilar y la despedida con sus familias, que no saben si van a despertar...".
A ello se suma el factor personal: "Estamos trabajando ahí, pero también nosotros tenemos temores, familia, hijos... Por ejemplo, tengo dos hijos de seis y nueve años y los dejé de marzo a noviembre al cuidado de mis papás por el temor que genera el ser tú el responsable de algún contagio. Eso me desgastó enormemente. Llegó diciembre y volvimos a estar en la casa y ahora ves la segunda ola y te vuelve todo el temor".
Mensaje
Jorge Baltazar también es enfermero y al igual que sus compañeros ha debido estar en varias ocasiones como jefe de turno en la Urgencia y comenta que "este rebrote que hubo no nos dio abasto. Estamos similar a cómo estábamos en julio... Tenemos hasta cinco pacientes ventilados y nosotros no somos una UCI, están ahí porque están esperando una cama que está ocupada".
Para Jorge lo que se vive es una especie de círculo vicioso por esa sobreexigencia al personal de salud, la misma que ha repercutido en sus licencias: "a los que quedamos se les sobrecarga más el trabajo y se van enfermando (de estrés) y los que se recuperan van ingresando. Al final como que no para".
Pero ese cansancio se transforma en desmotivación cuando termina su turno, al ver la falta de autocuidado de la comunidad: "Pese a todos los esfuerzos que hacemos, he pasado por el Balneario y está lleno, el Parque Croacia o el Paseo del Mar, con gente por todos lados... la gente nunca va a entender hasta que les toque a ellos...".
Es ahí cuando afirma: "Hasta que no tengan un familiar intubado van a decir que esto no existe. Eso es lo que más desmotiva, como que todo el esfuerzo que uno hace no sirve, no es un trabajo en equipo y es como remar contra la corriente."
Cuatro profesionales, cuatro relatos y todos coinciden en lo que significa realmente esta segunda ola. Por eso el mensaje es claro: la mejor arma, antes de la aplicación de la vacuna en la gente, es tomar consciencia y reforzar más que nunca las tan conocidas medidas de autocuidado.
"Siempre va a ser mejor prevenir que curarse, entonces la prevención es lo que más importa", añade Jorge.
En tanto, Matías señala que "mientras este virus esté circulando no podemos tener vida normal. Hay que mantenerse dentro de la casa, salir sólo para lo estrictamente necesario y evitar las reuniones sociales. Esto es una responsabilidad compartida.
"Todo esto es real, no es una mentira, la Urgencia sí está colapsada, los contagios han aumentado, la gente sí muere por Covid y es necesario que toda la población se ponga la camiseta y disminuyan las salidas o sino, esto no va a parar", enfatiza Jocelyn.
"Las conductas son imitativas. Si la gente no cree, más gente va a seguir siendo incrédula. Esto de verdad está pasando y si al menos cambia la conducta de una sola persona al autocuidado, de verdad que eso es muy importante", finaliza la enfermera María José.