¿Cómo combatir la obesidad infantil en tiempos de covid?
La mala alimentación y el sedentarismo propiciado por la pandemia han profundizado una problemática que hace años se arrastra en el país. Acá, expertos entregan sus recomendaciones para disminuir su impacto.
Ignacio Silva
A ojos de los expertos, el de la obesidad infantil es hace largos años uno de los grandes problemas de salud por los que atraviesa el país. Sin embargo, fue en 2019 que se terminaron de encender las alertas.
Ese año se publicó primer Atlas Mundial de la Obesidad Infantil realizado por la Federación Mundial de Obesidad (WOF, por sus siglas en inglés), un estudio que entre otras cosas predecía que para 2030 más de 774 mil menores de 19 años chilenos -o sea, uno de cada cuatro- serán obesos.
La pandemia recrudeció las cifras: un sondeo realizado en un liceo de Providencia determinó que desde que el coronavirus llegó a Chile la cifra de estudiantes con malnutrición por exceso pasó del 43% al 51%, realidad que se podría ver reflejada en el resto del país.
"Este es un gran problema que venía de antes y se agravó porque con las clases online el gasto energético por moverse, por correr, por jugar disminuyó prácticamente a cero. Además, está el factor de tener la cocina tan a la mano. Los niños comen de aburridos, les da ansiedad", explica Camila Rivas, nutricionista de la Universidad Católica y experta en cambio de hábitos y nutrición deportiva. Luego agrega: "A eso hay que sumar el factor de papás con teletrabajo y con estrés que se relajan más con el ítem alimentación".
En ese juicio coincide Daniel Sánchez, sicólogo infantil y académico de la Universidad Central que agrega que la pandemia dejó en evidencia una serie de problemas que se entrecruzan. "Esto abrió una caja de pandora súper interesante. Por ejemplo, la OMS habla de la fatiga pandémica, que es este efecto sicosocial que tiene en las personas el agotamiento. Dentro de ese agotamiento obviamente se empiezan a dejar de lado aspectos que antes podían ser más relevantes, como la misma alimentación o la actividad física. Y la obesidad termina siendo un gran problema que genera trastornos físicos y sicológicos", plantea el especialista.
Para ambos expertos la clave es tomar conciencia de la problemática a pesar del contexto.
"Hay que quitarse de la cabeza la idea de que estar en la casa es sinónimo de no hacer nada. O sea, uno en un espacio muy pequeño puede hacer actividad física, y teniendo hijos se puede hacer de una forma más dinámica, más entretenida, se pueden hacer juegos con los niños, que los hagan moverse un poco. En el fondo eso también mejora el tiempo familiar", propone Rivas, quien además es especialista de la Muvu, una aplicación que entrega recompensas por hacer actividad física.
"El ejercicio físico no requiere correr ni salir a jugar a la pelota; requiere que el niño se movilice", complementa Sánchez.
Malos hábitos
No es un misterio que la mayor parte de la población de Chile lleva una alimentación poco saludable. A comienzos de enero, esa noción fue llevada a cifras en el estudio Radiografía de la Alimentación en Chile, presentado por la Ministra de Desarrollo Social y Familia Karla Rubilar y la secretaria ejecutiva de Elige Vivir Sano, Daniela Godoy.
Entre los indicadores se puede encontrar que en promedio los chilenos consumen 5,3 kilos de pan al mes, además de 7,1 litros de bebidas azucaradas y 1,5 kilos de dulces. En contraste, se consumen al mes 14,1 kilos de verduras, 9,9 kilos de frutas y apenas 700 gramos de legumbres.
"Es que el chileno de base tiene malos hábitos", dice Camila Rivas. "Es bueno para el pan, bueno para las harinas, para los refinados, para el pastelito, las carnes procesadas, las salchichas, las hamburguesas preelaboradas. Eso pasa por varios factores. Uno es falta de tiempo, que es súper válido. Pero yo creo que principalmente es porque hay malas elecciones alimentarias, con una falsa creencia de que comer saludable es caro".
Para la nutricionista, el principal problema en eso está en que esos malos hábitos terminan siendo hereditario: "Los hábitos que tengan los padres, los adultos, van a terminar siendo los hábitos que tengan los niños. En el fondo el niño va a comer lo que el papá le dé, entonces si ya hay malos hábitos desde los adultos, eso se va a traspasar hacia los niños".
¿Qué hacer frente a ese problema? Para el sicólogo Daniel Sánchez, además de actividad física y de recurrir a un pediatra en caso de sobrepeso evidente, la solución pasa por enseñarle a los niños los orígenes y los sabores reales de los alimentos, para así evitar agregar grandes cantidades de sal o azúcar. "También cocinar con los niños para que vean la transformación de la comida, hacer que todo el proceso sea una aventura".
"Consejos puntuales respecto a la alimentación: incorporar frutas y verduras todos los días en los distintos tiempos de comida, agregar legumbres unas dos veces a la semana, tomar agua, evitar las carnes procesadas como los embutidos. En el fondo, mejorar los hábitos de alimentación", dice por su parte Rivas. "Yo creo que hay que hacer un llamado a la voluntad de querer hacer el cambio, porque hábitos de padres van a ser hábitos de hijos. Y eso es así con o sin pandemia".
"Hay que quitarse de la cabeza la idea de que estar en la casa es sinónimo de no hacer nada".
Camila Rivas, nutricionista
"Cocinar con los niños, que vean la transformación de la comida, que todo el proceso sea una aventura".
Daniel Sánchez, sicólogo infantil