Redacción - La Estrella

La crisis sanitaria por el virus SARS-CoV-2 les ha afectado a todos de una u otra manera. Sin embargo, no hay dudas que quienes han resentido más el golpe de la pandemia y -sobre todo- de esta segunda ola son los funcionarios de las diversas especialidades de salud, tras asumir la sobreexigencia de enfrentarse cara a cara con el patógeno durante más de un año si.

En ocasiones anteriores los mismos profesionales de la salud han relatado sus vivencias, desafíos, temores y aprendizajes de esta pandemia.

No obstante, sus familiares son los que también se ha visto afectados por la ausencia de los funcionarios en los largos turnos o bien, por la preocupación de salir diariamente a batallar contra el Covid-19 en las distintas unidades clínicas.

"Es una diosa", dice Katalina Muñoz de 13 años cuando le preguntan qué le parece la labor que ejerce su mamá, quien asume interminables turnos como enfermera en el Hospital Regional de Antofagasta (HRA).

"Ella y los demás doctores están salvando la vida de otras personas y eso es muy bonito. Aunque también extraño viajar con ella", agrega la joven a Soyantofagasta.cl, portal que reunió algunos de los testimonios de familiares de la llamada "Primera Línea".

La pareja de Pablo Araya (30), con quien convive, es enfermera de un recinto de salud privado. Si bien respecto a la pandemia, sobre todo al principio, "hubo bastante desconocimiento de lo que estamos enfrentando al comienzo de la pandemia, mi pareja siempre extrema medidas, eso ha hecho que hasta el día de hoy no nos hemos contagiado".

El joven reconoce que entre los dos se han apoyado para enfrentar toda esta situación de la mejor manera, algo que ha sido clave por que la profesional, al igual que varios funcionarios de la salud, debieron distanciarse de sus familiares porque al estar más expuestos el riesgo de contagiarlos siempre es alto.

"Si bien hemos sido mutuamente nuestro apoyo, porque vivimos juntos, es fuerte porque igual nos distanciamos de nuestras familias. Camila dejó de ver por mucho tiempo a sus familiares, yo la apoyo y he estado con ella, pero sé que extraña a su familia", añade.

Como Antofagasta comenzó nuevamente con una cuarentena, el joven se encuentra efectuando el teletrabajo durante esta confinamiento. Ella, mientras tanto, descansa hasta su próximo y extenso turno.

"Ella no sabe cuándo terminará, yo espero que sea luego, porque también veo como ella está agotada", confiesa el joven al portal noticioso.

Carlos Muñoz es padre de una estudiante de quinto año de enfermería, quien acudió al llamado del Minsal para reforzar al personal de la salud durante esta pandemia.

Al principio sintió miedo por su hija, pero también por la familia y "por mí, también porque tengo factores de riesgo y en ese entonces que había menos conocimiento el miedo era mayor, pero aun así entendíamos sus razones y bueno, la apoyamos".

Ya hace un año que la joven estudiante inició su trabajo clínico. Un turno de día y otro de noche y después descanso. Esa es su dinámica.

"Estoy claro que a mi hija le gusta lo que hace, soy consciente de su cansancio, ha continuado de forma consecutiva porque claro es parte del equipo que refuerza esta pandemia, pero me preocupa que llegue el momento en que ya no aguante", comenta.

Carlos reflexiona, declarando que "además hay un desgaste que se va acumulando y mucha gente del área de la salud optó por tomar distancia de su familia por protegerlos. Al principio de hecho, en mi caso fue desgastante, si bien mi hija no se fue de la casa, tomamos muchas medidas, ella dejó de comer, compartir y participar con el resto de la familia. Fue un periodo de coexistencia más que convivencia. Hoy nos permitimos un poco más de libertad entre nosotros, pero el desgaste acumulado ya está".

"Ella y los demás doctores están salvando la vida de otras personas y eso es muy bonito".

Katalina Muñoz, hija de una enfermera del HRA.