Cartas
Agradecer
Señor director:
Todos los días, Dios nos deja pequeños presentes de los que muchas veces no nos percatamos. Hoy recibí uno que me estremeció el corazón, de manos de quien nunca me lo iba a imaginar.
De niño me enseñaron a valorar el trabajo y agradecer el producto de ello. La palabra "gracias" es parte de mi léxico hace mucho. El domingo, coronando el fin de semana, mi señora y yo encargamos comida que nos trajeron por una conocida empresa de delivery. Como siempre, le agradecí al repartidor por haber llevado a casa lo que habíamos encargado. Su respuesta me dejó atónito y me desarmó en un segundo: Luego de agradecerle por venir, me dijo: "Gracias a usted por darme trabajo...".
Sus palabras me trajeron a la mente todas las ocasiones en que uno, por antojo o por falta de tiempo, encarga comida, bebidas o picadillos, ya sea para pasar un rato agradable o porque no alcanza o no desea cocinar, como una cómoda trivialidad. Muchas veces no dimensionamos que, gracias a un click, pueden trabajar quienes antes de esta pandemia disfrutaban de una situación tranquila, y que hoy se han debido reinventar, muchas veces en algo en lo que no eran expertos, para llevar sustento a sus hogares.
El señor que nos trajo el pedido era jefe técnico de una escuela de fútbol. Con la pandemia se quedó sin trabajo, al no poder entrenar con niños debido a las restricciones sanitarias. "Si no fuera por ustedes, yo no sé qué habría hecho, ya que llevo más de un año sin pega. Esto me ha salvado la vida", me dijo.
Emocionado, acepté su agradecimiento. Por su intermedio no les voy a dejar de agradecer. Si no fuera por los repartidores, el comercio y los pequeños emprendimientos, de los que ellos son el nexo con los clientes, también habrían desaparecido.
Recibí, sin quererlo ni esperarlo, un regalo "del de arriba", en la forma de esos pequeños gestos, que hacen grandes cambios que a todos nos llenan el corazón.
Jorge Roberto Retamal Valenzuela
Nueva basura
Señor director:
Es increíble ver mascarillas botadas en el suelo. Siempre vemos basura en las calles y veredas, pero ahora en vez de envoltorios, papeles, chicles y puchos ahora vemos mascarillas. Insólito.
Ester Castillo