Karen Joustra: la nadadora que salva vidas en la UCI
Su día a día se divide en dos pasiones: la vocación de enfermera en el Hospital Regional y su amor por el mar.
Ricardo Muñoz Espinoza
Cuando Karen Joustra supo en 2020 que estaban buscando personal en el Hospital Regional de Antofagasta (HRA) para afrontar la pandemia de Covid-19, no le dio tantas vueltas y se presentó. Lo único que le causaba dudas es que en sus 30 años de enfermería hace varios ya que trabajaba en su emprendimiento clínico y no en la atención de un recinto médico como éste, por lo que podía pensar que estaba fuera de las canchas. Nada más lejos de la realidad.
Su llegada fue inmediata a la UCI y pese a nunca haber estado en una unidad de cuidados intensivos, sintió que podía aportar con experiencia a sus compañeras o compañeros más jóvenes.
Pero al poco tiempo se adaptó y comenzó a desenvolverse en la atención de los pacientes más críticos que están en esa unidad luchando por vivir. "Cuando llegué acá me encontré que a todas las enfermeras mayores de 50 años las habían sacado de circulación, las habían mandado para la casa porque eran de riesgo (de contagio) y resulta que yo quería trabajar. Dije, 'yo me siento vital y sé que puedo aportar'. Así que me ofrecí y nunca me imaginé que de entrada me iban a mandar a la UCI", dice la profesional.
Para ella el estar ahí era un gran desafío para poner en práctica todos los conocimientos y así lo hizo. Se podría decir que ya se siente como "un pez en el agua" cumpliendo sus funciones, aunque esa frase tiene un sentido más literal en su vida.
Como es sabido, la UCI tiene una amplia carga emocional. Día a día llegan o permanecen pacientes tan graves que, pese al esfuerzo de todo el equipo, hay algunos que no lo logran. Ese ambiente desgasta a cualquiera, pero Karen ha sabido enfrentarlo de la manera que más le apasiona: el deporte.
Y es que hace más de 15 años realiza actividad física, primero en triatlón y después en natación. Esa disciplina es la que practica todos los días, temprano, a las 6:00 de la mañana en aguas abiertas.
Ahí dedica una hora más o menos a nadar, a disfrutar del agua -sin temor al frío- para después bañarse en las duchas del Balneario Municipal y luego iniciar el turno a las 8:00 en la UCI. De alguna forma, esa rutina le entrega energía para enfrentar los difíciles momentos que se viven en las camas de cuidados intensivos.
"Una vez nadé seis kilómetros, entre el balneario y el mall. Si es que no voy (a nadar) me siento rara. El agua helada te hace llegar a trabajar súper energizada", dice la profesional y agrega que prácticamente ese estilo de vida es algo así como un ritual.
Primero fue un gusto, luego fue el turno de la competencia, ya que la enfermera todos los años -hasta antes de la pandemia- dejaba su huella por las medallas en travesías de aguas abiertas en Iquique, como los "Héroes de Mayo" y la "Travesía Morrina", certámenes náuticos que reúne a los mejores de la disciplina.
Ahora, sin competencias, el agua se ha transformado en un estilo de vida. Cuando no nada, también está el buceo. Hasta uno de sus uniformes de enfermera tiene decoración de peces.
"Es como extraño, pero cuando uno hace deporte anda siempre energizado. Necesito hacer deporte, sino no funciono", agrega.
Sus compañeros, un equipo comprometido pero a estas alturas agotado, han notado esa pasión en Karen: "Estás con mucha energía", le dicen. Antes la miraban un poco raro por llegar con el pelo mojado, pero ahora le preguntan cuántos kilómetros nadó.
Esa práctica de la actividad física es la que también le causa impacto al ver a varios de sus pacientes. Al principio eran casi sólo adultos mayores en UCI, pero en la segunda ola jóvenes de alrededor de 30 años con enfermedades crónicas, como la obesidad.
"Tú de repente ves pacientes de más de 100, 120 o 140 kilos y jóvenes de 30 años. Es bien impactante esa parte...".
Además, añade que "en este preciso momento uno podría decir que la cosa está mejor y estamos en fase 3, pero la verdad es que nos están llegando pacientes de Iquique, de Calama, de lugares que no son Antofagasta".
Entre medio del cansancio de los funcionarios de salud, de los ingresos a UCI de pacientes cada vez más jóvenes y de una pandemia que a más de un año no da tregua, Karen envía su mensaje a toda la comunidad de "aplicar el sentido común. Usar correctamente la mascarilla, porque mucha gente la anda trayendo casi en el bolsillo, usarla responsablemente. Lo otro es respetar los aforos donde sea que vayan, cuando nos amontonamos mucha gente ya estamos en riesgo".
"Cuando somos respetuosos de las medidas de autocuidado estamos a salvo. Uno lee por todos lados a los antivacuna y de verdad que está demostrado que las vacunas nos protegen. Los adultos mayores cumplieron, pero los adultos jóvenes están ahí, como que no quieren cumplir mucho. Hay que vacunarse, todas las vacunas son buenas", finaliza la enfermera.
"Si es que no voy a nadar me siento rara. El agua helada te hace sentir súper energizada".
Karen Joustra sobre su rutina diaria antes de ingresar al turno.
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