Ómicron y la importancia de la vacuna para reducir su amenaza
Se considera que la variante Ómicron es dos a tres veces más contagiosa que la Delta.
Redacción - La Estrella de Antofagasta
El escenario sanitario de la región está un su punto más álgido de la pandemia por Covid-19. De hecho, ayer la zona tuvo su peak más alto de casos confirmados, con 1.094 contagios, y que tiene una explicación principal para esto: la llegada de la variante Ómicron.
Es por esto que el doctor en genética molecular y microbiología de la Universidad de Antofagasta, Angello Retamal, habló sobre la amenaza de esta variante en la situación actual de la pandemia y la importancia de las vacunas.
Pronto se cumplirán dos años de pandemia ¿En qué momento de la pandemia estamos?
En estos dos años el SARS-Coronavirus no nos ha dejado de sorprender. Es un virus muy distinto a otros que hemos conocido y lamentablemente ha tenido una alta transmisibilidad. A nivel molecular la proteína que media la infección se adaptó rápidamente al hospedero humano, generando distintas variantes que han tenido al mundo en alerta. La variante Ómicron es la última conocida, pero ya se anuncia otra variante de preocupación en Francia. Yo diría que estamos entrando nuevamente en un periodo complejo, de muchos contagios, y la gran implicancia de esto es que debemos alcanzar una cobertura mundial con las vacunas, porque este virus ha mostrado que sus procesos de evolución se concentran en poblaciones con una baja tasa de vacunación y alta movilidad y transmisibilidad.
¿Qué particularidades tiene la variante Ómicron?
Ómicron nos preocupa particularmente porque no tiene el mismo origen de otras variantes. Ómicron evoluciona específicamente en Sudáfrica y tiene su ancestro directo en el virus aislado de Wuhan, China, a diferencia de las otras variantes conocidas, que fueron seleccionándose con ancestros comunes. Podemos afirmar que, genéticamente, es Sars Coronovirus 2, pero tiene un comportamiento un tanto distinto. Esta nueva variante resulta ser más contagiosa por unirse con mayor fuerza a la célula para infectar, pero produce una enfermedad menos severa, sobre todo en individuos vacunados.
¿La solución va por el lado del refuerzo o de generar nuevas vacunas?
Ambas cosas. Por un lado es necesario evaluar si los anticuerpos generados por las vacunas implementadas reconocen los cambios presentes en las nuevas variantes, si los niveles de anticuerpos se mantienen, y con esta información sustentar la opción de los refuerzos. Por otro lado, es necesario seguir evaluando si los componentes inmunes que nos protegen siguen reconociendo a las nuevas variantes, frente a esto es importante el diseño de vacunas que confieran una mejor respuesta. Son dos desafíos distintos y complementarios.
¿Las actuales vacunas fallaron en lo que tiene que ver con prevenir la infección?
Las vacunas no han fallado, de hecho son muy efectivas en reducir las tasas de contagio, en reducir las muertes, en evitar el colapso de las unidades de paciente crítico y moderar la severidad de la infección. Ciertamente no previenen el contagio, porque el virus tiene una alta transmisibilidad asociada a su capacidad de infectar y replicarse, y ese rápido proceso en una primera etapa supera nuestras defensas, pero gracias a la memoria de nuestro sistema inmunológico entrenado por las vacunas, somos capaces de frenarlo en una segunda etapa, disminuyendo la severidad del Covid-19 y reduciendo la probabilidad de muerte.
¿Cómo se explica que países con altas tasas de vacunación estén experimentando record de casos nuevamente?
La vacunación ha sido efectiva en disminuir la severidad, la hospitalización y la muerte. Pero es difícil frenar por completo el contagio por las diferentes variables que influyen en ello, aunque podemos reducir su transmisión. A esta alta tasa de contagios se suman además factores como una fatiga respecto a la pandemia y aumento de la movilidad e interacciones sociales. La población fue muy adherente a las medidas y restricciones al comienzo de la pandemia, pero esto ha disminuido, así como aumentó la sensación de seguridad que reduce las medidas de autocuidado.
¿El hecho que Chile, a diferencia de otros países, mantenga el uso de la mascarilla puede hacer una diferencia en términos de la severidad de esta nueva ola?
La mascarilla, el lavado de manos, los aforos, la ventilación, son importantes para controlar la transmisión del virus. Las altas tasas de contagio en países europeos y Estados Unidos son producto del no uso de elementos de protección como la mascarilla y la baja adhesión a la vacunación. Si miramos países asiáticos, mantienen las medidas y han logrado controlar de buena manera los contagios.
¿Hasta cuándo seguiremos en pandemia y qué tiene que ocurrir para que podamos retomar nuestras vidas "normales"?
Podemos tener vida "normales", pero manteniendo las medidas de cuidado en espacios cerrados, respetando aforos, implementando de forma correcta el pase de movilidad. Considero que nuestras futuras autoridades deberán apoyar la vigilancia activa para aumentar la trazabilidad, para identificar nuevas variantes es vital que no disminuya el apoyo a la vigilancia genómica y a los estudios que nos han permitido combatir esta pandemia.