Foto denuncia: Basura
@Ferxvdd señala en redes sociales: "Aún en pandemia y año 2022... ¿Es la forma de que así pasen los recolectores de basura? ¿Y los contenedores para cuándo? #Antofagasta".


@Ferxvdd señala en redes sociales: "Aún en pandemia y año 2022... ¿Es la forma de que así pasen los recolectores de basura? ¿Y los contenedores para cuándo? #Antofagasta".
Uno de nuestros lectores nos envía esta foto de la familia y voluntarios de Bomberos celebrando a Luis Gastón Pasten, quien cumplió 86 años y actualmente es el bombero voluntario más antiguo de Antofagasta.
Señor director:
Con motivo del inicio del año escolar 2022, las limitaciones a la manera de aprender que presentan algunos alumnos vuelven a emerger como un tema que requiere de atención y respuestas para hacerle frente.
En este contexto, la dislexia constituye una de las Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) más comunes que, según datos de la ONG Dislexia and Literacy International, afecta al menos al 10% de la población mundial y que, junto a otras como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), pueden ocasionar altos niveles de fracaso escolar o universitaria.
En el caso de la dislexia, este fracaso viene condicionado sobre todo por las dificultades de estas personas para leer y escribir, lo que les produce además problemas de autoestima, ansiedad, depresión y trastornos de conducta. Sin embargo, con algunas adaptaciones curriculares y la ayuda de las nuevas tecnologías, gran parte de estos alumnos pueden alcanzar todo su potencial académico.
Asimismo, y para beneficio de quienes sufren este tipo de trastorno, actualmente existen muchas herramientas tecnológicas que pueden ayudar a los estudiantes con dislexia a superar las barreras con las que se encuentran cuando se enfrentan a la lectoescritura. Entre ellas, encontramos apps, e-books, videojuegos, programas informáticos, libros digitales y dispositivos que leen los textos.
Bari Hayoun
La situación en Ucrania es crítica, y en el corto plazo es muy difícil predecir qué pasará. Pero sí sabemos que detrás de la invasión hay cambios geopolíticos que durarán muchos años. El orden mundial está cambiando. Hace 50 años Henry Kissinger visitó China en secreto. Creía que las relaciones entre China y Rusia eran tensas y que incorporar al país asiático al comercio internacional podría -además de beneficiar a ambos países- presionar indirectamente a la Unión Soviética. Tenía razón. Nixon firmó un tratado con Mao, y el crecimiento económico logrado permitió que los soviéticos no pudieran mantener el ritmo de gasto en armamento. Hoy vivimos la situación contraria. China ha continuado creciendo y Estados Unidos ha perdido su posición de líder absoluto. Rusia es hoy un factor de desbalance a favor de China. El apoyo chino permite que Rusia use su fuerza militar y presione a Estados Unidos en un momento en que su posición de deuda y economía se encuentran debilitadas. El nuevo protagonismo de Rusia no se debe al liderazgo de Vladimir Putin; es la debilidad de Estados Unidos lo que permite que sea estratégico para Rusia imponer su posición por la fuerza.