Más violencia escolar: otro de los efectos de la pandemia
Dos psicólogas de la Universidad de Antofagasta explican las razones de los hechos de bullying y riñas en jóvenes, que se han registrado en este regreso a clases después de dos años de confinamiento.
Ricardo Muñoz E./Redacción - La Estrella
Fueron dos largos años en los que para evitar contagios por Covid-19 la mayoría de los escolares tuvieron que estar confinados en sus casas, recibiendo así los contenidos mediante clases remotas.
Han pasado tres semanas desde el tan esperado regreso a clases presenciales y si bien la mayoría de los escolares anhelaba reencontrarse con sus compañeros y amigos, la realidad es que el proceso no ha sido del todo tranquilo.
Esto porque tanto en Antofagasta como en otros colegios del país, en menos de un mes del regreso a la presencialidad ya se han registrado varias denuncias por bullying o casos de violencia como peleas entre compañeros, principalmente difundidas con videos en las redes sociales.
¿Cuál es la razón de ello? La psicóloga clínica Katherine Valdivia, quienes es coordinadora y supervisora de prácticas de la carrera de Psicología de la Universidad de Antofagasta (UA), y la psicóloga organizacional y docente de la misma carrera, Mónica Miranda, analizaron la situación y entregaron recomendaciones.
¿Cómo se explican estos casos de violencia en los colegios?
Katherine Valdivia: La violencia se explica en múltiples causas, pero tiene como base una cultura que valida la fuerza como un valor. También se produce en una relación asimétrica de poder, donde uno o varios creen tener más poder que otros. Y esto ha existido siempre y en muchos casos se ha normalizado en el contexto escolar.
Por otra parte, es innegable que actualmente se ha incrementado la violencia en el contexto escolar de distintas formas y gravedad. Pese a que siempre ha existido, el impacto de la pandemia a nivel físico, psicológico, social, económico tiene consecuencias como el incremento de la violencia escolar.
Entonces, ¿El largo confinamiento de estos dos años influyó?
Mónica Miranda: Lamentablemente así ha sido. Con los casi dos años de pandemia que hemos vivido y las nuevas tecnologías, se han creado nuevas formas de bullying y ciber acoso que, incluso, podrían llegar a ser más crueles en la red, debido a la difusión que alcanzan.
En esto influye el largo tiempo que pasaron los escolares de manera telemática y el menor control de los padres, madres y cuidadores, que probablemente también estuvieron en teletrabajo o en sus empleos de manera presencial con poco tiempo para control parental.
¿La falta de interacción social dañó la convivencia de los jóvenes y cómo se podría repararla?
KV: Sin duda dos años de confinamiento afectan. El estar sin el contacto directo y permanente con los pares situó a niños, niñas y jóvenes en un lugar donde no era necesario exponerse, donde se podían sentir protegidos frente al desafío que implica relacionarse con otras personas, donde no fue necesario ejercitar habilidades sociales y de convivencia.
Lo positivo es que son habilidades que se pueden volver a entrenar, pero para eso es muy importante el entorno más cercano, tanto la familia como la comunidad escolar.
Es recomendable que la familia de manera permanente converse sobre cómo se sienten y expresen sus emociones, incluyendo la rabia, la pena, la culpa, la vergüenza, ya que son emociones que a muchos les cuesta sentir y expresar.
También es bueno fomentar que niños, niñas y jóvenes realicen actividades que faciliten el contacto consigo mismos y con sus pares, como el deporte, el arte, actividades al aire libre, el contacto con su entorno. Al aumentar este tipo de actividades es más factible disminuir el tiempo frente a las pantallas.
¿Qué otros factores influyen en la conducta de estos adolescentes?
KV: La socialización de género (que instala y reproduce la desigualdad de género), la idealización de estereotipos de género, la validación de la fuerza como un valor, así como la exclusión y la falta de espacios y oportunidades.
Por otra parte, también debemos considerar que la violencia se aprende y que muchos niños, niñas y jóvenes la viven en sus hogares y comunidades. Las redes sociales y la tecnología también son factores que en la actualidad propician un espacio de exposición frente a situaciones de violencia, bullying y ciberacoso.
¿Se debe reeducar a los jóvenes para evitar este tipo de conductas?
MM: Es pertinente trabajar con las comunidades educativas en general en el manejo de esta temática, abordar aspectos como la psicología positiva y la regulación socioemocional en los y las estudiantes.
Tenemos que generar en los y las estudiantes la capacidad de comprender el dolor ajeno como propio, incentivando el comportamiento empático.
Sólo cuando se pongan en la piel de quien lo pasa mal por su conducta, se darán cuenta que no se puede justificar ningún comportamiento que haga daño o genere sufrimiento a otra persona.
Para prevenir más casos ¿cuál es la recomendación que se le puede hacer a la comunidad educativa y a la familia?
MM: Considero que dados los casos que se están viendo de violencia escolar, hay que actuar mucho antes con respecto a la prevención y promoción en salud mental en los estudiantes, sobre todo en los momentos iniciales en que se produce la violencia escolar.
Hay una sensibilidad y visibilidad social que se acrecienta cuando los medios se hacen eco de algún caso de violencia escolar y de acoso, pero, en realidad, es necesaria mayor prevención en torno al tema. El aprendizaje de modelos de comportamiento no violentos, la gestión positiva de los conflictos o la formación de las comunidades educativas en programas que mejoren la convivencia en las aulas es muy importante para enfrentar este fenómeno.