Ricardo Muñoz Espinoza

A fines de octubre la ministra de Salud, Ximena Aguilera, señalaba en el programa televisivo Estado Nacional que las medidas de prevención contra el Covid-19 permanecen en monitoreo y que el incremento de los casos en el país -después de varias semanas desde que se eliminó el uso obligatorio de la mascarilla- estaba "dentro de lo pronosticado".

Aguilera recordó además que la pandemia aún no había terminado, pese a que la interpretación que podría tenerse tras la flexibilización de las medidas preventivas entregaría ese mensaje de manera implícita. Actualmente y a un mes y medio desde que el cubrebocas pasó a ser opcional y en el que cada vez son menos personas que lo están utilizando, por primera vez en más de tres meses los casos de contagios por SARS-CoV-2 se han incrementado en la Región de Antofagasta.

En detalle y de acuerdo con las cifras que entrega el Minsal, en el conteo de contagios mensuales la región cerró julio con 15.676 casos, el tercer mes con mayor número en toda la pandemia. Ya en agosto la cifra cayó a 12.510 y en septiembre el descenso fue muchísimo más pronunciando al terminar con 2.871.

Sin embargo, lo que llevamos de noviembre ya marcó un quiebre en esa tendencia a la baja, algo que ocurrió exactamente el pasado 18 de noviembre cuando la región sumó 218 casos durante esa jornada y que incrementó las cifras totales del mes a 2.970.

Hoy, ya son 3.572 las personas que se han infectado (un 25% más que en octubre), lo que se podría explicar por dejar de usar la mascarilla, pero también por un agotamiento pandémico que llevaría a tomar una actitud menos rigurosa en cuanto al autocuidado.

Al respecto, la seremi de Salud de Antofagasta, Jéssica Bravo, comenta que "aprender a convivir con el Coronavirus no significa olvidarse de él, sino más bien generar una cultura preventiva acorde a la situación epidemiológica".

La autoridad sanitaria añade que, por lo tanto, el aumento de casos nuevamente está ligado a un relajo frente a la pandemia y "a una percepción de riesgo mínima o prácticamente nula, juntamente con una baja considerable del testeo, restringiéndose la consulta sólo a aquéllas personas que tienen una alta certeza de estar contagiadas".

Esto último es algo que se viene evidenciando hace varios meses, la disminución sostenida del testeo: en agosto pasado, por ejemplo, se efectuaron en toda la región 46.418 exámenes de PCR, mientras que en septiembre esa cifra había decaído a más del doble, con 28.249 y en octubre a 18.854. Actualmente, lo que llevamos de noviembre, el número de exámenes apenas acumula 11.683. Es decir, en los últimos tres meses la cifra ha tenido una caída estrepitosa de un 75%.

No obstante y uno de los pilares que sostuvieron la decisión de finalizar el uso obligatorio de la mascarilla corresponde a la alta tasa de vacunación y, por lo tanto, la baja ocupación de camas UCI por Covid-19, algo que se ha sostenido.

Así, la vacunación de refuerzo alcanza el 88,7%, la cuarta dosis lleva un 73,7% y las personas con la inmunización bivalente llega al 11,04% en el grupo de adultos mayores y de un 1,62% en el caso de los enfermos crónicos.

De esta forma, el número de pacientes Covid en las UCIs de la región siguen bajos: apenas un promedio mensual de tres internados críticos por día, en comparación a los dos hospitalizados en octubre, cinco en septiembre y ocho en agosto.

"Los altos niveles de vacunación que tiene la población, respecto de las primeras dosis, han evitado el incremento de las hospitalizaciones y de los pacientes en las Unidades Críticas. Aun así, los decesos durante el 2022 sobrepasan los 300", afirma la seremi de Salud y añade que "generar una cultura de la prevención y aprender a convivir con el Covid-19 implica básicamente tres actitudes, tema que resulta de gran importancia frente a la irrupción de otros agentes como la Influenza y el virus sincicial".

Esos tres ejes consisten en: vacunarse con la dosis bivalente; utilizar mascarilla en aglomeraciones y finalmente, acudir a testearse ante sospecha de infección.