Derechos y deberes
Estimado director:
Ante el encendido discurso del Presidente Boric en defensa de los derechos humanos al recibir el informe anual del INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos), preguntas para el presidente Boric... ¿Presidente Boric, por qué razón, con el mismo énfasis que le da usted al respeto de los derechos de las personas, no hace lo mismo con los respectivos deberes que deberían respetar las mismas personas?
¿Presidente Boric, no le parece a usted que se habla mucho de los derechos (y qué bueno que sea así), pero poco digamos nada se dice de los deberes?
¿Presidente Boric, no le parece a usted que el ideal es tener un justo equilibrio entre derechos y deberes para así valorar mucho más los primeros, cuando se respetan los segundos?
Nota: en la Constitución presentada por CC y que fue rechazada, aproximadamente 100 veces se mencionaba la palabra derecho(s) que deberían tener las personas y 15 veces se mencionaba la palabra deber(es), pero eran deberes que tendría el Estado para con las personas, no se mencionaban deberes que estarían obligados a cumplir las personas, ni con sus pares y menos con el Estado.
"El derecho y el deber son como las palmeras: no dan frutos si no crecen uno al lado del otro" (Félicité Robert de Lamennais, 1782-1854, escritor y político francés).
Luis Enrique Soler Milla
El lado humano del Mundial
Señor director:
En lo personal, considero que el mundial de fútbol ha sido un evento del cual se tenía muy pocas expectativas deportivas, pero sí muchas aprehensiones sociales. Sin embargo, creo que fue un campeonato exitoso. Fueron muchas sorpresas y resultados inciertos hasta el último minuto. Independiente de lo deportivo, habría que destacar su lado humano. A medida que fue avanzando el campeonato, tuvimos la hermosa oportunidad de conocer la historia de muchos jugadores, en particular de los que representaban al fútbol africano. Es así como pudimos darnos cuenta del humilde origen de muchos de ellos y del gran sacrificio de sus padres y familiares para permitirles desarrollar su talento deportivo. En la derrota y en el triunfo, ninguno se avergonzó de demostrar su condición social y religiosa pues corrieron a abrazar a sus seres queridos que los esperaban emocionados en la cancha y en las tribunas.
Jorge Valenzuela Araya