Recomiendan contarle a niños de corta edad del origen biológico
Expertos de Cambridge siguieron a familias por 20 años. Vieron que esto no tiene por qué afectar los lazos familiares.
EFE / Natividad Espinoza
Los niños nacidos por reproducción asistida con intervención de terceros tienen el mismo bienestar psicológico y relaciones familiares que el resto, según un estudio realizado durante 20 años, el cual sugiere que es bueno hablarles de sus orígenes antes de ir al colegio.
Donación de óvulos, de esperma o gestación subrogada. Un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicado en Developmental Psychology siguió por dos décadas a 65 familias para conocer los efectos de este tipo de concepción sobre la crianza y adaptación de los hijos.
Después de dos décadas, los resultados sugieren que la ausencia de conexión biológica entre hijos y padres en la reproducción asistida "no interfiere en el desarrollo de relaciones positivas entre ellos ni en el ajuste psicológico en la edad adulta", destacó la universidad en un comunicado.
En la investigación participaron 22 familias con hijos nacidos por gestación subrogada, 17 por donación de óvulos y 26 por donación de esperma, y se compararon con familias que no habían recurrido a la reproducción asistida durante el mismo período.
Estos resultados, en los que no se encuentran diferencias en el bienestar psicológico o la calidad de las relaciones familiares con los niños nacidos de forma natural, concuerdan con las evaluaciones previas hechas a las edades de uno, dos, tres, siete, 10 y 14 años.
El estudio sugiere, además, que hablar a los niños sobre sus orígenes biológicos "pronto, antes de comenzar el colegio, puede ser ventajoso para las relaciones familiares y una adaptación sana".
Las madres que empezaron a contar a sus hijos sus orígenes biológicos en la etapa preescolar tenían relaciones más positivas con ellos y además mostraban niveles más bajos de ansiedad y depresión.
La mayoría de los progenitores que lo habían revelado lo hicieron a los cuatro años y comprobaron que el niño se tomaba bien la noticia.
En la fase final del estudio, el 7% de las madres que habían revelado el origen de su hijo antes de los siete años informaron problemas en las relaciones familiares, en comparación con el 22% de las que lo hicieron tras esa edad.