Vacaciones de invierno: cómo reconocer y evitar la adicción a las pantallas
Estudios revelan cifras preocupantes en torno a la relación entre niños, niñas y adolescentes chilenos con dispositivos electrónicos. ¿Cómo se entienden esos índices y qué hacer frente a esta problemática? Expertos llaman a tomar medidas.
Ignacio Silva
"¿Por qué Chile siempre es número uno, pero en los rankings negativos?". Carolina Pérez Stephens asegura que desde que comenzó a hacer charlas para niños y colegios, hace seis años, se repetía constantemente esa pregunta.
Uno de esos rankings, por ejemplo, decía que entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Chile es el número uno en niños y adolescentes conectados a una pantalla.
"También somos número uno en obesidad y en tristeza infantil", agrega la educadora de párvulos y máster en Educación de Harvard. "Tuve que leer a Felipe Lecannelier para entenderlo: en Chile los niños chicos nos molestan. Nosotros los adultos queremos tener tiempo para tomar café con un amigo, revisar nuestras redes sociales y para descansar. En esta ecuación los niños simplemente no cuadran, me molestan y los tengo que dejar callados y sin moverse. Para eso las pantallas interactivas son ideales", profundiza.
La tesis de la especialista y autora del libro "Secuestrados por las pantallas" se condice con las cifras. Según el estudio "Radiografía Digital de Niños, Niñas y Adolescentes" desarrollado por VTR y Criteria, el 81% de los niños chilenos entre los ocho y 12 años tiene un celular propio. Estos, además, declaran pasar más de 4 horas al día conectados a algún aparato electrónico, lo que parece todavía más grave al tener en cuenta que por estos días los estudiantes se encuentran en vacaciones de invierno, con más tiempo y disposición para acceder a dispositivos electrónicos.
"Primero hay que entender que los juegos de video, redes sociales y app, educativas y de entretención son diseñadas para generar adicción. Nadie es adicto al Power Point o al Excel", alerta Pérez. "Si un alumno tiene que investigar y escribir un artículo, bienvenida la tecnología, pero si nuestra ilusión es pasarle un tablet a a un niño de 7 años para que aprenda matemática, no sabemos cómo realmente aprende un cerebro de 7 años. Hay que saber qué tecnología, con qué fin y para qué edad".
Funcionalidad
En tiempos en que gran parte de la población tiene acceso y hace uso de la tecnología, resulta complejo definir cuándo se habla de un problema de adicción a las pantallas.
El dr. Gustavo Mallea, neurólogo infantil de Clínica Las Condes, da luces sobre ello. "Es un tipo de conducta disfuncional que se caracteriza por ser un patrón de comportamiento recurrente, que altera la funcionalidad del niño, tanto en los aspectos familiares, sociales y educativos, así como también en otras áreas importantes del funcionamiento", dice.
Para Carolina Pérez Stephens, la clave para reconocer esta problemática está en identificar las conductas habituales del niño o niña.
"Una mamá y un papá conocen a sus hijos, saben qué cosas los hacen feliz. Puede ser jugar a la pelota, leer, trepar cerros, andar en bici o armar un cubo rubik. Si ese niño deja de hacer lo que le gusta por estar pegado a su celular estamos en problemas. Lo que yo veo en mis charlas presenciales es que ni los propios niños saben qué les gusta hacer fuera de la pantalla. y eso sí que es peligroso", analiza la especialista.
El Dr. Mallea, por su parte, identifica como señales de alerta cuando ya resulta difícil controlar la frecuencia e intensidad de la actividad frente a pantallas, además de otras situaciones como cuando el niño prioriza el juego por sobre actividades como alimentarse o dormir, y el que éste experimente euforia u otras conductas anómalas cuando está frente a la pantalla.
Pero, ¿cómo enfrentarse a esta adicción? Si bien no existe un tratamiento específico, ambos especialistas coinciden en la importancia de establecer límites y tomar medidas como retrasar lo más posible el acceso del niño a pantallas, poner horarios para su uso y evitar su instalación en habitaciones.
"Hasta los 3 años los niños simplemente no necesitan ningún tipo de pantallas para crecer sanos, felices e inteligentes. Entre los 3 y los 5 años, un máximo de 30 minutos de TV educativa, pero mediada por un adulto, no dejarlo frente a la tele y yo a hacer otra cosa", cierra Pérez.
"(la adicción) Es un tipo de conducta disfuncional que se caracteriza por ser un patrón de comportamiento recurrente, que altera la funcionalidad del niño".
Carolina Pérez, Máster en educación Harvard