Científico advierte sobre riesgos en piscinas aluvionales de Antofagasta
Para el doctor y investigador de la Universidad de Antofagasta (UA), el doctor Jorge Van Bosch, lo más relevante es contar con planes de evacuación, señalando que las obras de mitigación no eliminan el riesgo e incluso lo podrían acrecentar.
Fue hace dos semanas cuando la ciudad de Derna en Libia fue azotada por un desastre climático, dejando 20 mil fallecidos. Tras ello, investigadores del Centro de Catástrofes de la Universidad de Antofagasta (UA) reconstruyeron el fenómeno hidrológico y las causas de esta tragedia que se originó en una zona desértica, muy parecida a las del norte de Chile.
Los científicos de la UA simularon con un software el colapso de las represas Al Bilad y Abu Mansur, levantadas en los años 70 con el único objetivo de contener masas de agua y barro. Sin embargo, los 414 milímetros de lluvia que precipitaron en 24 horas, sobrepasaron la capacidad de almacenamiento de las estructuras y generaron un abrupto alud que dejó mortandad, destrucción material y tiñó el mar de un color rosáceo oscuro, tal como en la catástrofe del aluvión de junio de 1991 en Antofagasta.
En este sentido, los investigadores analizaron la tragedia y detectaron semejanzas a lo vivido por los antofagastinos hace más de 20 años en el aluvión de 1991, surgiendo en ellos la interrogante sobre la seguridad que entregan las piscinas aluvionales construidas en las quebradas Salar del Carmen y La Cadena de Antofagasta, considerando que en el caso de Libia, la infraestructura de contención multiplicó la potencia de los flujos aluvionales y ocasionó un daño mayor.
Al respecto el doctor Jorge Van Bosch, director del Centro de Mitigación de Catástrofes Naturales de la UA, calificó como una "falsa seguridad" la que pueden representar las obras de mitigación de aluviones.
"Nosotros no nos podemos confiar de las piscinas, porque la precipitación puede ser lejos mucho mayor para la cual fueron calculadas, lo mismo que pasó allá. Ellos calcularon para una precipitación y fue mucho mayor, y sucedió en Taltal el 2015, luego que dos piscinas aluvionales fueran sobrepasadas en su capacidad, generando inundación más abajo", señaló el experto.
Por este motivo, el académico recalcó en la importancia de contar con procedimientos de evacuación. "La idea principal es que bajo condiciones de amenazas naturales de grandes lluvias, debe existir un plan de evacuación y un plano de riesgo que muestre por donde pasará el barro, de modo que estas poblaciones bajo amenaza se desplacen a lugares seguros como si no existiesen estas estructuras. Luego si funcionan las obras de contención y no pasa nada, perfecto, la gente vuelve a sus hogares sana y salva. Así se puede estar completamente seguros que bajo cualquier circunstancia no habrá catástrofe", señaló.
El investigador agregó que "la enseñanza que deja todo esto es que no te puedes confiar de las instalaciones, porque las éstas son para mitigar pero no eliminan el problema, lo pueden acrecentar, si colapsan se acrecienta. magínate se rompe una piscina allá arriba, esa que se rompió, lleva cemento, lleva bloques de hormigón armado y cae arriba de la segunda, la de abajo y no te quepa duda que la va romper y así sucesivamente, van en cadena hacia abajo. Por muy buena que sea la obra, puede fallar".
El 18 de junio de 1991 Antofagasta sufrió una de las mayores catástrofes de su historia, tras una intensa lluvia que registró hasta 53,1 milímetros en algunos sectores de la ciudad, provocando aluviones tras la activación de diversas quebradas y dejando como consecuencia 91 víctimas fatales y 19 desparecidos.
Los expertos advierten que este tipo de evento climático podría repetirse con efectos similares o aún más calamitosos, considerando el aumento de los campamentos en zonas de riesgo, sumado a las características típicas de esta geografía: aridez, ausencia de vegetación, y un suelo que no absorbe y responde formando barro.