La compleja protección patrimonial en Chile y el rol de los arqueólogos
El Consejo de Monumentos Nacionales ha sido mencionado como una institución que obstaculiza la inversión y el crecimiento del país, pero ¿cuál es la verdad?
Juan Guillermo Prado - La Estrella de Valparaíso
En estos últimos días las reproches al Consejo de Monumentos Nacionales son frecuentes y particularmente a las excavaciones arqueológicas, que han detenido diversos proyectos de inversión.
Para aclarar estas críticas entrevistamos a Mauricio Uribe, arqueólogo, profesor de la Universidad de Chile y consejero del mencionado organismo.
-Se ha señalado que el Consejo de Monumentos Nacionales obstaculiza la inversión y el crecimiento del país, ¿qué hay de efectivo?
-Esencialmente, el Consejo lo que hace es hoy cumplir con lo que está establecido en la legislación chilena sobre la protección de los monumentos nacionales, que señala, entre otros, que son monumentos nacionales y quedan bajo la tuición y protección del Estado los lugares, ruinas, construcciones; los enterratorios o cementerios u otros restos de los aborígenes; y las piezas u objetos antropo-arqueológicos, paleontológicos o de formación natural que existan bajo o sobre la superficie del territorio nacional o en la plataforma submarina de sus aguas jurisdiccionales. En consecuencia, aquellos restos de carácter arqueológico o paleontológico, esto es registros materiales y fósiles, son de propiedad del Estado por el solo ministerio de la ley y lo que hace el Consejo es esencialmente cumplir con lo que la ley mandata. En la situación actual esta labor es una situación compleja por la necesidad de inversión de desarrollo del país, pero esto tiene que ser materia de otra discusión que aborde el problema de manera sistémica y multifactorial, incluida la responsabilidad de los arqueólogos en los avances y paralizaciones de los proyectos.
-En esta materia, ¿qué responsabilidad tienen los arqueólogos en el retraso de la construcción de diversas obras públicas, como hospitales y caminos?
-La protección del patrimonio depende de varias situaciones en los que están involucrados diversos actores, entre los que destacan el sistema económico neoliberal de la evaluación de impacto ambiental, institucionalidad para la protección cultural, etcétera, que están consagrados en la Ley de Medio Ambiente. Los arqueólogos, de forma más o menos eficiente, solo ejecutan el mandato de ambas leyes que es la protección o la salvaguarda del componente cultural y patrimonial, a través de las acciones autorizadas por el Consejo de Monumento Nacionales, las que son solicitadas en función de distintos tipos de proyectos, dentro de los cuales se encuentran también aquellos de inversión tanto pública como privada que ingresan o no ingresan al Sistema de Evaluación Ambiental, que es un gran tema a considerar. Por lo tanto, es pertinente señalar que muchas de las críticas que se hacen no asumen la complejidad de la protección patrimonial y su contexto, tanto institucional como intersectorial, su precariedad y falta de articulación.
-¿Qué importancia tienen en el conocimiento de la prehistoria de Chile las recientes excavaciones?
-Estas excavaciones han abierto un conocimiento sobre nuestra larga historia, que se remonta a más de 14.000 años. Este tipo de investigaciones ha fortalecido la historia de nuestro país como de sus remotos habitantes. Pero no solo se han restringido a la prehistoria sino ampliado a la época histórica y principalmente al período colonial, que hoy poco conocemos ya que hubo muy poco registro escrito. Los restos arqueológicos hoy en nuestro país son poco visibles, son fragmentarios, son subterráneos y por lo tanto requieren excavaciones rigurosas para su conocimiento y manejo. Por esto cuando los proyectos de inversión, principalmente los que se someten a la evaluación ambiental, generan intervención a gran escala, la información que se ha logrado significa un enorme cambio en el conocimiento de nuestro pasado. Por ejemplo, el sitio El Olivar, en las cercanías de la ciudad de La Serena, es un importante y gran cementerio con una información notable para el conocimiento de la prehistoria e historia de la Región de Coquimbo. Sus 35 hectáreas de superficie guardan los vestigios de siglos de ocupación prehispánica, excepcionalmente conservados, donde destacan la cultura El Molle y más tarde la presencia de los pueblos diaguitas. Asimismo, los recientes descubrimientos de las excavaciones por la construcción de la línea siete del Metro ha significado un cambio enorme en el conocimiento sobre la ocupación más antigua del Valle Central, probablemente de unos once mil años de antigüedad.
"Los arqueólogos sólo cumplen con lo que señalan la ley de Monumentos Nacionales como la Ley de Medio Ambiente".
Mauricio Uribe, arqueólogo.