La historia de San Lorenzo, el santo patrono de los mineros que es venerado en todo el norte
El 'Lolo' -como es conocido entre sus fieles- es parte de la cultura religiosa minera, que partió en las salitreras.
San Lorenzo es el patrono de los mineros, de los bibliotecarios , y su día es conmemorado cada 10 de agosto, fecha en la que murió quemado en el año 258.
En Chile, la celebración principal del santo patrono es realizada cada año en San Lorenzo de Tarapacá, pueblo perteneciente a la comuna de Huara en la Región de Tarapacá.
En 2011 se estimó una participación de unas 70 mil personas en la festividad, mientras que en 2023 el número ascendió a 150 mil. Como se trata de un pueblo pequeño con pocas instalaciones el resto del año, miles de personas acampan en el lugar durante las fiestas, provenientes Iquique, Calama, Arica, Alto Hospicio, Tocopilla, María Elena, Antofagasta Chañaral y Copiapó.
San Lorenzo era un diácono y ayudaba directamente al Papa Sixto II, pontífice que cuando estaba celebrando una misa en un cementerio de Roma, la guardia romana le tomó preso para ejecutarlo por órdenes del emperador Valeriano.
La tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.
Al morir Sixto, el alcalde de Roma ordenó a San Lorenzo que le entregara todos los tesoros de la Iglesia para supuestamente financiar una guerra que el emperador comenzaría en un corto tiempo. Este pidió tres días para la tarea, que le fueron concedidos.
En ese momento, todos los tesoros dela Iglesia fueron escondidos y enterrados. Se menciona que entre estos estaba el Santo Grial, el cáliz utilizado por Cristo durante la última cena.
Lorenzo esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".
El alcalde, totalmente fuera de sí, al no cumplirse la tarea, ordenó prender una parrilla de hierro y asar allí a Lorenzo. Él lo tomó con una tranquilidad que dejó atónitos a todos, y al comenzar a quemarse, los fieles vieron su rostro brillar y sintieron un aroma que no era el de carne chamuscada, sino todo lo contrario, como de flores.
El hecho de haber enterrado los tesoros, elaborados con metales preciosos, es el que lo relaciona directamente con el trabajo que a diario realizan los mineros.
La antigua iglesia de San Lorenzo de Tarapacá fue construida el año 1720, según consta en la inscripción existente en su puerta principal. Está formada por una nave principal de forma rectangular, y probablemente, dos sacristías, guardando la clásica disposición simétrica en forma de cruz.