Aceleremos la circularidad
La de este año es la tercera conmemoración del Día Internacional de Cero Desechos, desde que el 14 de diciembre de 2022 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidiera proclamar su celebración cada 30 de marzo.
El objetivo es claro: invitar a los Estados miembros, sus autoridades, la sociedad civil, el sector privado, el mundo académico y a la sociedad en su conjunto a participar en actividades de sensibilización sobre las iniciativas existentes que nos conducen a la meta de cero desechos y la contribución que estas hacen al desarrollo sostenible.
Entendiendo que la triple crisis planetaria (climática, de contaminación y por pérdida de biodiversidad) no sólo está deteriorando de forma cada vez más acelerada nuestra calidad de vida, sino que además está poniendo progresivamente en riesgo nuestra propia existencia, este llamado es urgente.
Aunque es real que estas tres crisis nos afectan de forma desigual y son extremadamente más peligrosas entre las comunidades más vulnerables, lo cierto es que en los últimos años hemos sido testigos de que nadie está a salvo: las feroces tormentas e inundaciones en Europa, así como los huracanes y devastadores incendios forestales en Estados Unidos nos muestran que estas catástrofes están cada vez más cerca de las comunidades que históricamente se han sentido más seguras y a salvo.
Es en este contexto de múltiples crisis -que se retroalimentan y se hacen más desafiantes- que es fundamental generar estrategias no sólo para mitigar el impacto de éstas en nuestras vidas, sino, por sobre todo, para lograr combatir sus causas de raíz.
La contaminación es uno de los grandes problemas que hemos debido enfrentar en la era moderna: según cifras de ONU, cada año se generan entre 2.100 millones y 2.300 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, que abarcan desde envases y equipos electrónicos hasta plásticos y alimentos. Sobre esto último, sabemos que las más de 1.050 millones de toneladas de alimentos desperdiciados en un sólo año (según cifras del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA) son responsables de hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que hace que este problema no sólo sea dramático en términos de la polución de nuestros entornos, sino que además es un contribuyente directo al alza de temperaturas en la Tierra. Afortunadamente, hay esperanzas: el modelo de economía circular (cuyo propósito es optimizar el uso de los recursos existentes para, así, no generar nuevos residuos) se ha instalado en nuestras vidas y está modelando nuestras formas de consumo, tanto que las personas ya exigen a sus comercios que les entreguen soluciones en esta materia. El surgimiento de un movimiento cero desechos está en nuestras manos: en las de personas que modifican sus hábitos; en empresas que innovan y generan soluciones con impacto social y ambiental (además de económico), y en Estados que generan las políticas públicas y regulaciones necesarias para permitirlo. Es hora de poner el pie en el acelerador en ese camino.
Elena López, cofundadora y COO de Cheaf